“…Faltan a la verdad quienes le presentan al Ejército como desafecto a la República; le engañan quienes simulan complots a la medida de sus turbias pasiones; prestan un desdichado servicio a la patria quienes disfracen la inquietud, dignidad y patriotismo de la oficialidad, haciéndoles aparecer como símbolos de conspiración y desafecto (...).
Muy atentamente le saluda, su affmo. y subordinado, Francisco Franco"
Antes de implicarse abiertamente en la sublevación, Franco toma sus medidas. A menos de un mes antes del golpe militar, envía una carta al presidente del Gobierno republicano, Casares Quiroga, alertándole sobre el malestar del Ejército, en un gesto de supuesta lealtad. El franquismo siempre ha sostenido que con aquella carta Francointentó in extremis evitar la guerra civil. La teoría de varios historiadores es que, en realidad, quiso dejar una coartada escrita por si la operación fracasaba.
No deja de ser curioso su cambiante concepto de patriotismo. El día 23 de junio de 1936, fecha de la carta, se queja de las sospechas que recibe el ejército porque muchos piensan que es contrario a la República y dudan del patriotismo de la oficialidad. A partir del 18 de julio el patriotismo es otro, y los que no secundaron esta nueva visión fueron acusados en juicios y consejos de guerra de deslealtad, de serconspiradores y, por tanto, de ser antipatriotas.
Muchos de los generales que se mantuvieron fieles a la República en las zonas en que triunfó el golpe fueron depuestos de sus mandos, juzgados en consejos sumarísimos y fusilados. Los cargos eran, paradójicamente, “rebelión militar”, siendo los sublevados contra el gobierno legal los que se erigen en jueces y condenan a los leales. “Malditos los que, en lugar de cumplir sus deberes, traicionen a España”, escribe Franco en su proclama de guerra.Alegoría revolucionaria de "La Gloriosa".
Muy atentamente le saluda, su affmo. y subordinado, Francisco Franco"
Antes de implicarse abiertamente en la sublevación, Franco toma sus medidas. A menos de un mes antes del golpe militar, envía una carta al presidente del Gobierno republicano, Casares Quiroga, alertándole sobre el malestar del Ejército, en un gesto de supuesta lealtad. El franquismo siempre ha sostenido que con aquella carta Francointentó in extremis evitar la guerra civil. La teoría de varios historiadores es que, en realidad, quiso dejar una coartada escrita por si la operación fracasaba.
No deja de ser curioso su cambiante concepto de patriotismo. El día 23 de junio de 1936, fecha de la carta, se queja de las sospechas que recibe el ejército porque muchos piensan que es contrario a la República y dudan del patriotismo de la oficialidad. A partir del 18 de julio el patriotismo es otro, y los que no secundaron esta nueva visión fueron acusados en juicios y consejos de guerra de deslealtad, de serconspiradores y, por tanto, de ser antipatriotas.
Muchos de los generales que se mantuvieron fieles a la República en las zonas en que triunfó el golpe fueron depuestos de sus mandos, juzgados en consejos sumarísimos y fusilados. Los cargos eran, paradójicamente, “rebelión militar”, siendo los sublevados contra el gobierno legal los que se erigen en jueces y condenan a los leales. “Malditos los que, en lugar de cumplir sus deberes, traicionen a España”, escribe Franco en su proclama de guerra.Alegoría revolucionaria de "La Gloriosa".
El “alzamiento” de 1936 fue el último de una larga serie de pronunciamientos militares o intentos de golpes de estado (casi 200) realizados por el ejército español durante todo el siglo XIX y parte del XX. La palabra "pronunciamiento" pasó a los idiomas extranjeros tal cual, como un término técnico para explicar el fenómeno militar español sin parangón en el resto de Europa: los jefes militares sacan sus tropas a la calle para apoyar a una opción política determinada o para conseguir llegar ellos mismos al gobierno. Amenazan con utilizar la fuerza al tiempo que apelan al pueblo al que siempre dicen representar y servir. Prácticamente todos los cambios políticos importantes de la España del siglo XIX son resultado de la intervención militar.Soldados españoles en Cuba.
El orgullo militar español llevaba sufriendo muchos agravios desde la pérdida de Cuba y Filipinas en 1898. Poco después se embarcó en otra aventura colonialista en el norte de África, donde fue ridiculizado por los marroquíes de Abd-el-Krim. A las miles de pérdidas humanas se añadían las de material militar y la destrucción de las infraestructuras construidas con el dinero y el esfuerzo español a lo largo de 12 años.
Para tapar las responsabilidades de Annual, la dictadura de Primo de Rivera creó una casta africanista de militares curtidos en la salvaje reconquista de los territorios perdidos en 1921, agrupada en el espíritu de cuerpo del ejercito de África, un ejército cuajado de oficiales insolentes, que anhelaban ser ascendidos, que suspiraban por salir en la prensa patriótica y que decían resolver todos sus problemas con “huevos”.Soldados rifeños en la Guerra de Marruecos.
Esta era la casta Africanista que exigía ascensos y méritos porque habían conseguido derrotar, tras 10 años de dura lucha a un país pobre, seco, mal armado y alimentado. Una casta de pretorianos, soldados profesionales que se consideraban por encima del estado y con un derecho legítimo, casi divino, a eliminar todo lo que consideraran un peligro para su concepción de España. La vergüenza de los desastres militares que desde el siglo anterior venían soportando, no les hacía humildes y deseosos de encontrar soluciones al endémico problema militar español, al revés, les hacía insolentes, agresivos y desleales.
La reforma militar de Azaña en la II República buscaba aportar soluciones al problema militar tan racionales y moderadas como limitar la competencia militar al estudio y preparación de la guerra y devolver a la administración civil los poderes concentrados en el Ejército en cien años de conflictiva historia. Esta reforma sirvió a la derecha para manipular a los militares y convencerles de que lo que más temían había llegado, la demolición del ejército tal y como ellos lo representaban.
Así, en 1932, la aristocracia monárquica, que no había dejado de conspirar desde el mismo 14 de abril de 1931, induce a un espadón renombrado, Sanjurjo, para el primerputsch militar antirrepublicano, la Sanjurjada del 10 de agosto. Esta asonada es fácilmente superada por el gobierno. Esto haría creer a muchos políticos republicanos que los pronunciamientos eran cosa del pasado. Error que nos costaría muy caro.
La llegada al gobierno del recién formado Frente Popular tras las elecciones defebrero de 1936 desata la última y definitiva conspiración, donde los africanistas y la facción monárquica y antirrepublicana del ejército encabezan un plan rápido de asalto al estado con el apoyo del resto de los conspiradores, oligarquía terrateniente, burguesía conservadora, iglesia, carlistas, fascistas y las propias derechas representadas por la CEDA.
Todos ellos estaban dispuestos a cortar por lo sano la irresistible ascensión de la izquierda y las clases trabajadoras y su aspiración de emprender reformas sociales de hondo calado en una sociedad que suspiraba por ellas desde hacía siglos.
Tras tres años de guerra civil, nos impusieron la paz.
La paz del exilio, la paz sin libertad, la paz de los cementerios.La durísima retirada de Cataluña. La huida de la población civil.Comienza el exilio.
Mi agradecimiento a la S.B.A.H.C. , Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores, en la que me he basado para realizar esta entrada y la anterior.
La reforma militar de Azaña en la II República buscaba aportar soluciones al problema militar tan racionales y moderadas como limitar la competencia militar al estudio y preparación de la guerra y devolver a la administración civil los poderes concentrados en el Ejército en cien años de conflictiva historia. Esta reforma sirvió a la derecha para manipular a los militares y convencerles de que lo que más temían había llegado, la demolición del ejército tal y como ellos lo representaban.
Así, en 1932, la aristocracia monárquica, que no había dejado de conspirar desde el mismo 14 de abril de 1931, induce a un espadón renombrado, Sanjurjo, para el primerputsch militar antirrepublicano, la Sanjurjada del 10 de agosto. Esta asonada es fácilmente superada por el gobierno. Esto haría creer a muchos políticos republicanos que los pronunciamientos eran cosa del pasado. Error que nos costaría muy caro.
La llegada al gobierno del recién formado Frente Popular tras las elecciones defebrero de 1936 desata la última y definitiva conspiración, donde los africanistas y la facción monárquica y antirrepublicana del ejército encabezan un plan rápido de asalto al estado con el apoyo del resto de los conspiradores, oligarquía terrateniente, burguesía conservadora, iglesia, carlistas, fascistas y las propias derechas representadas por la CEDA.
Todos ellos estaban dispuestos a cortar por lo sano la irresistible ascensión de la izquierda y las clases trabajadoras y su aspiración de emprender reformas sociales de hondo calado en una sociedad que suspiraba por ellas desde hacía siglos.
Tras tres años de guerra civil, nos impusieron la paz.
La paz del exilio, la paz sin libertad, la paz de los cementerios.La durísima retirada de Cataluña. La huida de la población civil.Comienza el exilio.
Mi agradecimiento a la S.B.A.H.C. , Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores, en la que me he basado para realizar esta entrada y la anterior.
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