Imagen que muestra la admiración suscitada por las Brigadas Internacionales en muchos países del mundo.
"Fue en España donde los hombres aprendieron que es posible tener razón y, aún así, sufrir la derrota; que la fuerza puede vencer al espíritu, y que hay momentos en que el coraje no tiene recompensa. Esto es, sin duda, lo que explica por qué tantos hombres en el mundo consideran el drama español como una tragedia personal"
Albert Camus
12 de marzo de 2009. El Parlamento de Suiza acababa de aprobar la rehabilitaciónde los ciudadanos suizos que lucharon con las Brigadas Internacionales contra el fascismo en España y que a su regreso a Suiza fueron represaliados.
Habían pasado casi 70 años. La rehabilitación, que no incluía compensación económica alguna, había llegado tarde para la mayoría de los más de 800 suizosque junto a miles de voluntarios antifascistas de todo el mundo dejaron todo para apoyar al Ejército Republicano. Sólo quedaban 5 supervivientes, todosoctogenarios.
La Guerra Civil Española desgarró a toda Suiza; el país se partió en dos: loscatólicos y la burguesía tomaron partido por Franco, mientras que el movimiento obrero, los laicos y los liberales se pusieron a favor de la República, creándose asíodios irreconciliables.
El partido comunista y el partido socialista organizaron, a partir de julio de 1936, manifestaciones callejeras de solidaridad con la República hasta que el gobierno, celoso de la tradicional neutralidad suiza en todos los conflictos bélicos, decidióprohibirlas así como también la recogida de fondos y el reclutamiento de voluntarios.
La prensa suiza fue correcta, en general, con el gobierno legal español: todos los periódicos liberales defendieron a la República, los conservadores tomaron una posición de moderada neutralidad; sólo los órganos de extrema derecha apoyaron francamente al bando franquista.
En 1936, Suiza vivía una situación social difícil; el país soportaba las consecuencias de la crisis del 29; había un gran número de parados y los conflictos de clase eran muy agudos. Las fronteras eran fuente de tensiones: por una parte, losfascismos italiano y alemán, por la otra, el Frente Popular francés; en el interior laderecha era muy germanófila, muy sensible a la atracción nazi.
En este contexto político y social, cientos de suizos, más de ochocientos, se alistan en las Brigadas Internacionales. La mayoría de ellos provienen de partidos de izquierda muy diferentes. Los había también sin ninguna vinculación políticaespecífica. Pero estaban unidos por el sentido de pertenencia a la clase obrera y por el mismo ideal apasionado: combatir al fascismo en España, para evitar que se extendiera por Europa.
Proporcionalmente, el contingente helvético fue uno de los más numerosos, quizá después del francés. En España no se formó una brigada propiamente suiza; lossuizos se repartieron entre las demás brigadas, sobre todo, pasaron a integrar elBatallón Thaélmann (XI y XII B.I.), constituido especialmente a base de militantes antifascistas alemanes, el Batallón Chapaiev (XIII B.I.), que llegó a mandar uncomandante suizo y el Batallón Garibaldi (XI y XII B.I.), formado por italianos antifascistas.
Si la participación suiza en la Guerra Civil Española está bien documentada es, en gran parte, gracias al diario de un brigadista de aquel país, Hans Hutter. Las anotaciones de sus cuadernos y sus fotografías, de un incalculable valor histórico, se convirtieron en un libro: "Spanien im Herzen" ("España en el corazón").
Los voluntarios suizos participaron en la defensa de Madrid y en muchas otras durísimas batallas de la guerra, como en el frente de Aragón, el Jarama,Guadalajara, Brunete… 185 de ellos pagaron con sus vidas la lucha contra elfascismo.
Cuando se disolvieron las brigadas, en 1938, los brigadistas suizos regresaron a su país, muchos de ellos casados con españolas, y fueron recibidos con entusiasmo, como héroes, por el movimiento obrero. Pero la burguesía empezó inmediatamente a denigrarlos, diciendo que eran unos traidores, unos colaboradores de los bolcheviques. Todos los brigadistas fueron juzgados por tribunales militares por no haber respetado la pretendida neutralidad de Suiza.
El tribunal de Zurich sobre todo, compuesto exclusivamente por oficiales de extrema derecha, les condenó a severas penas de prisión. También se les privó de sus derechos cívicos. Se quiso dar un escarmiento, y se les castigó para indicar que los suizos no debían combatir a favor de una república “roja”.
Fueron condenados sobre la base del artículo 94 del Código Penal Militar, que prohibía a los nacionales alistarse en un ejército extranjero sin autorización expresa del gobierno. Se les marginó, haciendo que tuvieran muchas dificultades para encontrar trabajo.
Esto no fue aplicado, sin embargo, a los helvéticos que se alistaron en laWehrmacht hitleriana y combatieron a su lado. De hecho, junto con Irlanda, Suizafue el primer país democrático en reconocer el régimen de Franco el 14 de febrero de 1939, antes de la capitulación de la República. Pero ya antes de esa fecha, en octubre de 1938, el Schweizerischer Bankverein (Sociedad de Bancos Suizos) concedió a Franco un crédito por valor de 12 millones de francos suizosde la época. Una suma astronómica que sin duda ayudó, y mucho, a ganar la guerra al futuro dictador.
Han tenido que pasar 70 años desde el fin de la Guerra Civil Española para que losSpanienkämpfer o "Combatientes de España", como se les denomina en la Suiza germano-parlante a estos antiguos Brigadistas, quedaran exonerados de toda culpa y cargo. Aunque fue tan sólo un reconocimiento moral, muchos recuerdan la profunda emoción que se vivió ese día en el hemiciclo de Berna.
Con esta rehabilitación se reconoce que la lucha de los voluntarios suizos tenía un gran valor, porque lucharon contra la amenaza del fascismo, amenaza que también afectaba a Suiza. Se trataba de acudir en ayuda de un régimen legítimamente instituido, elegido por el pueblo español, que estaba siendo atacado por militares golpistas apoyados por las fuerzas del Eje.
La recuperación de la Memoria Histórica incumbe tanto a la sociedad civil como alEstado. Iniciativas como la del Parlamento suizo y de otras democracias occidentales que han reconocido de manera expresa el papel de sus voluntarios en nuestra Guerra Civil, deben hacernos ver que en nuestro país aún queda mucho por hacer y mucho que luchar contra las decisiones judiciales que pretendensentar en el banquillo a nuestros muertos. Y junto a ellos, al único juez que ha tenido arrestos suficientes para intentar hacerles justicia, enfrentándose al aparato judicial heredero del franquismo.
A pesar de los años de calvario pasados en su propio país, los combatientes suizos de las Brigadas Internacionales no solamente no se arrepintieron jamás de haber venido a luchar por la libertad y la democracia en España, sino que se sentíanextremadamente orgullosos de su pasado antifascista.
Y mientras algunos lo habían dejado, literalmente, en tierra española, lossupervivientes de la guerra, como Hans Hutter, llevaron hasta su muerte a España en el corazón.
¡Honor y Gloria para ellos!
Habían pasado casi 70 años. La rehabilitación, que no incluía compensación económica alguna, había llegado tarde para la mayoría de los más de 800 suizosque junto a miles de voluntarios antifascistas de todo el mundo dejaron todo para apoyar al Ejército Republicano. Sólo quedaban 5 supervivientes, todosoctogenarios.
Fueron necesarios 70 años para que Suiza rehabilitara a los Brigadistas. Muchos otros países lo hicieron incluso antes de su regreso. Su reconocimiento como luchadores contra el fascismo, que contó con la única oposición del partido deextrema derecha nacionalista (UDC-SVP), salda la deuda del país helvético con quienes defendieron una República democráticamente legitimada. Pero llegademasido tarde para casi todos los "Spanienkämfer".
El partido comunista y el partido socialista organizaron, a partir de julio de 1936, manifestaciones callejeras de solidaridad con la República hasta que el gobierno, celoso de la tradicional neutralidad suiza en todos los conflictos bélicos, decidióprohibirlas así como también la recogida de fondos y el reclutamiento de voluntarios.
Las colectas de dinero a favor de la República Española en las calles de Suizafueron constantes hasta que fueron prohibidas por el gobierno.
En 1936, Suiza vivía una situación social difícil; el país soportaba las consecuencias de la crisis del 29; había un gran número de parados y los conflictos de clase eran muy agudos. Las fronteras eran fuente de tensiones: por una parte, losfascismos italiano y alemán, por la otra, el Frente Popular francés; en el interior laderecha era muy germanófila, muy sensible a la atracción nazi.
Voluntarios suizos dispuestos a luchar en España. No está claro si la fotografía fue tomada en Suiza o en nuestro país.
Certificado de identidad expedido por la República a Eolo Morenzoni, quizás el último superviviente de los brigadistas suizos.
Estandarte del Batallón Thaèlman, fundado por Hans Beimler. Judío alemán, miembro del Partido Comunista Alemán (KPD), Beimler fue enviado al campo deDachau en 1933. Un día antes de la fecha de su ejecución, estranguló al vigilante de las SS que entró en su celda y escapó con su uniforme. Fue uno de los primeros internacionales en acudir a España.
Los voluntarios suizos participaron en la defensa de Madrid y en muchas otras durísimas batallas de la guerra, como en el frente de Aragón, el Jarama,Guadalajara, Brunete… 185 de ellos pagaron con sus vidas la lucha contra elfascismo.
Grupo de voluntarios suizos de las Brigadas Internacionales, posan en elfrente, junto a un camión.
Claveles rojos para los combatientes de España, 1938.
Fueron condenados sobre la base del artículo 94 del Código Penal Militar, que prohibía a los nacionales alistarse en un ejército extranjero sin autorización expresa del gobierno. Se les marginó, haciendo que tuvieran muchas dificultades para encontrar trabajo.
Acogida de los combatientes de España en Zurich, en 1938.
El ministro suizo Giuseppe Motta (en el centro) junto al mariscal francés Pétain en un desfile militar, en 1937.
Con esta rehabilitación se reconoce que la lucha de los voluntarios suizos tenía un gran valor, porque lucharon contra la amenaza del fascismo, amenaza que también afectaba a Suiza. Se trataba de acudir en ayuda de un régimen legítimamente instituido, elegido por el pueblo español, que estaba siendo atacado por militares golpistas apoyados por las fuerzas del Eje.
Banderas Republicanas y Suizas en la acogida a los miembros suizos de lasBrigadas, Zurich, 1938.
Combatientes suizos de las Brigadas a su regreso de la Guerra Civil y 38 años después.
"España es para mí la patria que dio sentido a mi vida y que me ayudó a conocer mejor a mi propio país. España y su gran pueblo me enseñaron que el respeto mutuo, la tolerancia y la solidaridad son los únicos métodos para que la humanidad sobreviva. Tengo a España en el corazón...".
(Hans Hutter, Spanien im Herzen, 1996)
Hans Hutter, brigadista suizo que participó en las batallas más cruentas de la guerra como la del Ebro y la de Teruel. Desde su regreso a Suiza, en 1938, pasó toda su vida luchando para que el estado suizo reconociera el compromiso de los brigadistas en defensa de la libertad y la democracia. Lamentablemente no vivió lo suficiente para ver reconocidos sus esfuerzos. Aquí posa, rodeado de suorgullosa familia, poco antes de fallecer.
Y mientras algunos lo habían dejado, literalmente, en tierra española, lossupervivientes de la guerra, como Hans Hutter, llevaron hasta su muerte a España en el corazón.
¡Honor y Gloria para ellos!
Fuente: Fusilados de Torrellas.
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