JULIO CESAR CHAVEZ VS MELDRICK TAYLOR (ROUND 12)
EL MEJOR COMBATE DE LA DECADA DE LOS 90
El poder de los golpes, más que la acumulación, hizo la diferencia del combate clásico de unificación del cetro superligero. Meldrick Taylor conectó tres golpes por uno, ganando siete de doce capítulos, y a mediados de la pelea, el daño se reflejaba más en el rostro de Taylor, por los golpes más certeros de Julio César Chávez.
Julio César Chávez, vio la luz del día por vez primera el 12 de julio de 1962 en ciudad Obregón, Sonora, México. De aficionado sólo participó en 13 peleas y a los 16 años fue cuando tomó el pugilismo en serio como deporte y profesión. Debutó en el boxeo pagado el 5 de febrero de 1980, contra Andres Félix a quien eliminó por nocáut en 6 asaltos, en Culiacán, México.
En su quinto año de profesional, le tocó disputar la corona vacante de los pesos superpluma del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), contra Mario Martínez a quien también venció por la vía rápida en 8 episodios, el 13 de septiembre de 1984 en Los Ángeles, California, para adueñarse del cetro mundial de las 130 libras. Lo expuso en 9 oportunidades antes de retar y noquear al campeón ligero del mundo Edwin Rosario, que estaba avalado por la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Chávez saltaba de las 130 libras a la división de los pesos ligero (135 libras), hazañas que solamente lo había hecho en la historia del pugilismo Alexis Argüello, derrotando a Jim Watt y Héctor Camacho imponiéndose a José Luis Ramírez.«Kid Chocolate» Eligio Sardiñias, perdió el 20 de noviembre de 1931 tratando de ganar la corona de peso ligero contra el campeón Tony Canzoneri, en Nueva York. El filipino Gabriel «Flash» Elorde, perdió por nocáut contra Carlos Ortiz, buscando la corona de los pesos ligeros el 14 de noviembre de 1966 también en Nueva York.
Años después, Oscar de la Hoya, obtuvo esta heroicidad al despachar en dos asaltos a Jorge «Maromero» Páez, el 29 de julio de 1994 en Las Vegas. Cuando Chávez eliminó a Edwin Rosario, en once episodios el 21 de noviembre de 1987 para ganar el monarcado de los pesos ligeros de la AMB, seguidamente después de exponerlo contra el panameño Rodolfo Aguilar a quien noqueó en 6 asaltos el 16 de abril de 1988 y lo unificó contra su compatricio José Luis Ramírez, venciéndolo por decisión técnica en el undécimo asalto el 29 de octubre de 1988 debido a choque de cabeza accidental para ser reconocido por las dos principales entidades AMB y CMB. Ramírez fue otra de las glorias del boxeo mexicano, opacado por la publicidad y sin el ángel de la simpatía popular. El 13 de mayo de 1989 acudió al Forum de Los Ángeles, California, a la conquista de la corona de los superligero en poder de Roger Mayweather a quien noqueó en diez asaltos por segunda vez en pelea campeonil, para coronarse campeón mundial de los pesos superligero (140 libras). Después celebró 5 peleas en esta categoría 2 campeonil contra Sammy Fuentes y Alberto Cortes y 3 convencionales, contra Kenneth Vice, Rodolfo Batta y Ramón Aramburu, todas las ganó por la vía del nocaut. Fue cuando surgió la idea de la unificación contra el famoso y espectacular boxeador estadounidense Meldrick Taylor.
Años después, Oscar de la Hoya, obtuvo esta heroicidad al despachar en dos asaltos a Jorge «Maromero» Páez, el 29 de julio de 1994 en Las Vegas. Cuando Chávez eliminó a Edwin Rosario, en once episodios el 21 de noviembre de 1987 para ganar el monarcado de los pesos ligeros de la AMB, seguidamente después de exponerlo contra el panameño Rodolfo Aguilar a quien noqueó en 6 asaltos el 16 de abril de 1988 y lo unificó contra su compatricio José Luis Ramírez, venciéndolo por decisión técnica en el undécimo asalto el 29 de octubre de 1988 debido a choque de cabeza accidental para ser reconocido por las dos principales entidades AMB y CMB. Ramírez fue otra de las glorias del boxeo mexicano, opacado por la publicidad y sin el ángel de la simpatía popular. El 13 de mayo de 1989 acudió al Forum de Los Ángeles, California, a la conquista de la corona de los superligero en poder de Roger Mayweather a quien noqueó en diez asaltos por segunda vez en pelea campeonil, para coronarse campeón mundial de los pesos superligero (140 libras). Después celebró 5 peleas en esta categoría 2 campeonil contra Sammy Fuentes y Alberto Cortes y 3 convencionales, contra Kenneth Vice, Rodolfo Batta y Ramón Aramburu, todas las ganó por la vía del nocaut. Fue cuando surgió la idea de la unificación contra el famoso y espectacular boxeador estadounidense Meldrick Taylor.
NOTORIEDAD DE MELDRICK TAYLOR
Meldrick Taylor nació en Filadelfia, Pensylvania, el 19 de octubre de 1966. De aficionado logró registro de 99 victorias y 4 reveses. En 1982 fue campeón gallo del torneo de los Guantes de Oro y campeón aficionado de Estados Unidos. En 1983, quedó segundo en el campeonato mundial aficionado, celebrado en Santo Domingo. 1984, campeón olímpico pluma y medallista de o
ro de las Olimpíadas celebradas en Los Ángeles a los 17 años de edad. Fue uno de los grandes boxeadores aficionados de Estados Unidos, que a la edad de diecisiete años asombró a los conspicuos del boxeo. Se inició en el boxeo pagado, el 15 de noviembre de 1985 en Atlantic City, derrotando a Dwight Pratchett en seis asaltos. Después se impuso a boxeadores de la calidad de Robin Blake, Harold Brazier, Primo Ramos, Cubanito Pérez y empató con Howard Davis, otro medallista olímpico.
El 12 de junio de 1988, derrotó a Martín Quiroz en diez asaltos en Chicago. De inmediato se comenzó a concertar el encuentro por la corona contra el campeón wélter júnior James «Buddy» McGirt considerado en aquel tiempo uno de los 5 mejores púgiles del mundo. Taylor superó a McGirt en doce asaltos y se apoderó de la diadema mundial de 140 libras de la Federación Internacional de Boxeo, en combate clásico celebrado en Atlantic City, New Jersey el 3 de septiembre de 1988.
Hizo dos defensas del cetro mundial contra John Meekins y Courtney Hooper, al primero lo noqueó y al segundo lo superó por decisión. Después celebró 2 combates fuera de título contra Rocky Balboa y Ramón Flores, ambos despachados por la vía del nocaut. Fue después de esta última pelea a diez asaltos, que se comenzó a planificar la unificación del título superligero contra Julio César Chávez, por no tener oponentes aptos.
Las empresas Don King Productions, Inc., y Main Events, Inc., acordaron la unificación del cetro superligero, representado por Julio César Chávez y Meldrick Taylor para el 13 de marzo de 1990, en Las Vegas, Nevada
El ambiente era propicio para medir a los dos mejores pugilistas de las 140 libras a nivel mundial. Julio César Chávez, no tuvo el recorrido exitoso de Meldrick Taylor de aficionado, sin embargo, de profesional agigantó su nombre obteniendo tres título en diferentes categorías y llegó a su combate cumbre contra Taylor con palmarés invicto de 68 triunfos con 58 nocáuts, habiendo abandonado el cetro de la división de los superpluma (130 libras) y ganó el monarcado de los pesos ligeros noqueando a Edwin Rosario el 21 de noviembre de 1987, para después unificarlo contra su compatricio José Luis Ramírez, que evitó el primer intento de coronación de Pernell Whitaker el 12 de marzo de 1988, en Levallois, París, y es uno de los pocos boxeadores modernos que combatió ciento once peleas de las que ganó 102 y perdió 9.
Chávez venía de noquear por segunda vez a Roger Mayweather. Primero lo hizo defendiendo el cetro de los superpluma y después obteniendo la corona de los superligero. La unificación contra Taylor significaba la tercera exposición de ambos del monarcado de las 140 libras. El primero en caminar del camerino al cuadrilátero fue Julio César Chávez, que había ganado todas sus dieciséis peleas de campeonato mundial y once de ellas por la vía del nocáut. Abordó el cuadrilátero con bata roja con ribetes amarillo, botas blancas con calzones de la misma combinación de colores.
El 12 de junio de 1988, derrotó a Martín Quiroz en diez asaltos en Chicago. De inmediato se comenzó a concertar el encuentro por la corona contra el campeón wélter júnior James «Buddy» McGirt considerado en aquel tiempo uno de los 5 mejores púgiles del mundo. Taylor superó a McGirt en doce asaltos y se apoderó de la diadema mundial de 140 libras de la Federación Internacional de Boxeo, en combate clásico celebrado en Atlantic City, New Jersey el 3 de septiembre de 1988.
Hizo dos defensas del cetro mundial contra John Meekins y Courtney Hooper, al primero lo noqueó y al segundo lo superó por decisión. Después celebró 2 combates fuera de título contra Rocky Balboa y Ramón Flores, ambos despachados por la vía del nocaut. Fue después de esta última pelea a diez asaltos, que se comenzó a planificar la unificación del título superligero contra Julio César Chávez, por no tener oponentes aptos.
Las empresas Don King Productions, Inc., y Main Events, Inc., acordaron la unificación del cetro superligero, representado por Julio César Chávez y Meldrick Taylor para el 13 de marzo de 1990, en Las Vegas, Nevada
El ambiente era propicio para medir a los dos mejores pugilistas de las 140 libras a nivel mundial. Julio César Chávez, no tuvo el recorrido exitoso de Meldrick Taylor de aficionado, sin embargo, de profesional agigantó su nombre obteniendo tres título en diferentes categorías y llegó a su combate cumbre contra Taylor con palmarés invicto de 68 triunfos con 58 nocáuts, habiendo abandonado el cetro de la división de los superpluma (130 libras) y ganó el monarcado de los pesos ligeros noqueando a Edwin Rosario el 21 de noviembre de 1987, para después unificarlo contra su compatricio José Luis Ramírez, que evitó el primer intento de coronación de Pernell Whitaker el 12 de marzo de 1988, en Levallois, París, y es uno de los pocos boxeadores modernos que combatió ciento once peleas de las que ganó 102 y perdió 9.
Chávez venía de noquear por segunda vez a Roger Mayweather. Primero lo hizo defendiendo el cetro de los superpluma y después obteniendo la corona de los superligero. La unificación contra Taylor significaba la tercera exposición de ambos del monarcado de las 140 libras. El primero en caminar del camerino al cuadrilátero fue Julio César Chávez, que había ganado todas sus dieciséis peleas de campeonato mundial y once de ellas por la vía del nocáut. Abordó el cuadrilátero con bata roja con ribetes amarillo, botas blancas con calzones de la misma combinación de colores.
La salida de Meldrick Taylor de su aposento de espera, su manager y co-entrenador Lou Duva, se disgustó porque no estaban tocando la música que ellos exigieron. Taylor, se apersonó con bata blanca con ribetes azul y rojo, y lo pantaloncillo con la misma combinación de colores, botas negras con palmarés de 24 triunfos invicto con 1 empate y 14 nocáuts. El anunciador oficial del pleito boxístico fue Chuck Hull y el árbitro Richard Steele, que rápidamente los reunió en el centro del entarimado y les recordó las reglas principales de peleas de campeonato mundial, que ya las había leído y discutido con ambos en sus respectivos camerinos.
Chávez tenía 27 años y Taylor 23, en las demás medidas estaban casi parejos. El ambiente pugilístico en el Hotel Casino Las Vegas Hilton, jamás se había visto tan acudido. Los afroamericanos y latinos lo colmaron para presenciar a dos estrellas del pugilismo. Evander Holyfield y Pernell Whitaker, compañeros de cuadra, escoltaron a Meldrick Taylor de su camerino al tinglado. El primer llamado al centro del ring, lo esperaron los aficionados eufóricos, preveían una batalla clásica de los dos mejores representantes de la categoría de las 140 libras a nivel mundial.
Meldrick Taylor calificado por este servidor y algunos críticos de boxeo, más cabal que «Sugar» Ray Leonard, con la diferencia de que el poder de sus golpes no lo acompañó en su trayecto profesional y menos en misiones especiales. Julio César Chávez, era la pasión del aficionado en esos días, su estilo franco, valiente e impetuoso atrajo corazones en los cinco continentes. Y precisamente por estas calificaciones cobró esta contienda interés a nivel universal. El repicar del primer campanazo los dos determinados, se cuadraron frente a frente, ambos de diestra derecho. Fue Meldrick Taylor que inició las hostilidades con larga izquierda que, daba la bienvenida a Chávez y no llegó a su destino. Julio César Chávez lo prendió con sólido izquierdazo, que de inmediato desató la impresionante celeridad del estilo de Taylor lanzando y conectando tres golpes por uno que recibía, llegando bien al mentón de Chávez, con ganchos, rectos y repeticiones de izquierdas, obra de boxeo maestro, para hacerle comprender al mexicano Julio César Chávez y sus asesores que la tarea sería de misión desconocida.
Chávez estrelló sólidos latigazos de ganchos y vibrante derechazo terminando el primer capítulo, opacado por Taylor que exhibió su arsenal pugilístico, para perpetuar más las interrogantes de cada concurrente al estadio del Hotel Casino Las Vegas Hilton, donde se celebraba la brava rivalidad. Asalto a favor de Meldrick Taylor. En las cantonadas de ambos púgiles hubo recomendaciones. A Chávez se le dijo:«Cada vez que te lance golpes contéstale inmediatamente y no te excites». La esquina del mexicano la integraban: Cristóbal Rosas, entrenador, José «Bufalo» Martín Muñoz experto en cortadas y Rodolfo Chávez , asistente. A Meldrick Taylor se le dijo:«Lo estas haciendo maravillosamente bien, pero muy apresurado, trata de golpear más fuerte y recuerda que son doce asaltos y te puedes agotar». La dirección del estadounidense la compartían: George Benton, entrenador, Ace Morotta, especialistas en heridas y Lou Duva, asistente. La salida para obedecer el mandato del segundo acto, la brevedad de las extremidades de Meldrick Taylor mortificaban el estilo de Julio César Chávez, entrando y saliendo con andanadas de golpes admirables, basado en elegante sistema técnico que lo mostraba con la etiqueta que portaba de invencible, igual que su homólogo Julio César Chávez. La diferencia que también era notable es que más daño hacían los pocos golpes de Chávez, que la cantidad conectada por Taylor, que ya sangraba por la boca y fosas nasales.
El mexicano encontró momentáneamente vía, para sembrar sus golpes en las postrimerías del asalto con volados al rostro de Taylor y cruces de golpes con ambos brazos. Capítulo que otorgué a Julio César Chávez. El público de pie sobre las butacas y comenzaba a escucharse los gritos de: «!viva México¡, ¡viva México¡, y con menos intensidad: «Taylor, un sólo hombre».El tercer episodio lo respondió Meldrick Taylor, aplicando ágiles jab y su distintivo juego de piernas, resbaló y al limpiarle los guantes el tercer hombre del ring, Richard Steele, reinició el combate con admirables combinaciones que neutralizaban al bravo mexicano, peleándole de frente, tratando uno al otro de borrarse la etiqueta de inmaculado. En el desarrollo del combate a corta y normal distancia, Taylor seguía imponiendo su prontitud conectando tres golpes por uno, que era la preocupación de Chávez y el equipo de su esquina, para superar asaltos contra Meldrick Taylor, que terminó el capítulo con claro dominio. En el cuarto episodio Meldrick Taylor salió boxeando magistralmente con golpes largos a distancia cómoda para sus lances y rapidez, aplicando estilo combinado de técnico-fajador. Julio César Chávez, quería desarrollar su pelea y se mantenía frente a los latigazos belicosos de su oponente, conectando tres porrazos por uno. Chávez coló su cruce de izquierda de lleno en el mentón de Taylor que acusó recibo del golpe trastabillándose, para responder con metralla veloces de golpes, y sorprenderlo la campana en ineludible intercambio de golpes. Otro episodio a favor de Meldrick Taylor.
En el rincón de Taylor se le advertió: «Estas exhibiendo boxeo maestro-dijo Lou Duva-pero, no lo apliques tan rápido». Para la quinta vuelta del combate campeonil unificatorio, Taylor salió de su cantón, belicoso, con seguidas combinaciones, para recibir descomunal derechazo de Chávez que comenzaba a sentirse frustrado con la rapidez de su oponente y Meldrick contestó con sólido gancho a la barbilla del mexicano. Taylor penetró a la guardia de Chávez y obligó momentáneamente la pelea cuerpo a cuerpo, el mexicano clavó repetidas veces su gancho de izquierda, pero la prontitud de Taylor lo hacía dominante acumulando más golpes, con la salvedad de que Chávez conectando menos hacía más daño, por poseer mejor «punch» que su rival. Capítulo a favor de Meldrick Taylor.En la esquina de Chávez se escuchó a «Bufalo» Martín decir: «Usted., es mejor que él, tire golpes, usted es más fuerte. Sé que el es duro, pero usted puede noquearlo, hágalo por su familia».
El sexto llamado al centro del cuadrilátero, Julio César Chávez, lo respondió estimulado por las palabras de su asesor Martín y fue el agresor con largas izquierdas y Taylor boxeando impecablemente con combinaciones relámpagos. El ojo izquierdo de Taylor estaba casi cerrado y sangrando por la boca, prueba del poder de los lances del mexicano, que terminó el episodio clavando ganchos a media distancia a la caja de las hamburguesas de su oponente campeón superligero de la Federación Internacional de Boxeo (FIB). Asalto que califiqué a favor de Chávez.
El séptimo acto del combate lo respondieron los dos entregándose a la pelea de igual a igual, con dos sólidos impactos de Chávez, que lanzaba sus golpes con alma, vida y corazón, comprendía que para deshacerse de ese belicoso y mortificante ritmo de combate, se precisaba del nocáut y Taylor estaba muy duro todavía. Meldrick respondió la ofensiva con ráfagas fugaces de golpes a las zonas hepáticas y al rostro de Chávez. Las postrimerías de este asalto, ambos se golpearon de Tú a Tú, en choque a la brava, que disfrutó el público delirando cada quien a su favorito, para terminar el episodio Taylor con el rostro muy inflamado. Episodio que también otorgué a Meldrick Taylor.
En el cantón de Chávez la voz fuerte y animadora de «Búfalo» Martín se escuchaba decirle a Chávez: «Tenemos que jugárnoslas, el es durísimo, pero usted puede todavía. Refrésquenle los huevos, mucha agua en los testículos». Para el octavo capítulo, las acciones estaban al rojo vivo y lo que se especulaba era si podría Taylor borrar la etiqueta de invencible de Julio César Chávez o si podría Chávez, aplacar el temporal de golpes del estadounidense. Los dos se golpeaban sin limitaciones como dos machos y el árbitro le llamó la atención a Taylor por golpes bajos. Ya los dos ojos de Taylor lucían muy inflamados y Chávez lo castigaba con doble izquierdazos con potencia y de pronósticos reservados. El estadounidense respondía con sagaces ráfagas de trompadas, aplicando en ocasiones dominio absoluto. Chávez también tenía el ojo izquierdo hinchado al concluir las acciones de este episodio, que adjudiqué a Meldrick Taylor. En el rincón de Chávez, Martín le dijo una vez más: «Échele de corazón, hágalo por su familia. Tire golpes, usted es grande, mucho más que él. Nos ha salido duro, pero usted puede, entréguese a la victoria».
Antes de iniciarse el noveno asalto, se veían fanáticos sin voz, otros gesticulando los golpes que lanzaban los protagonistas y algunos más fanáticos fajados en peleas callejeras porfiando sobre su favorito y los conspicuos con la mano en la cabeza, porque el temporal de trompadas llegaba con ráfagas al público. En el noveno acto del combate pactado a doce, Meldrick Taylor volvió agresivo con admirable fulgor en la pelea cuerpo a cuerpo, que dominaba Taylor en la defensiva y ofensiva por su notable rapidez. La reciedumbre parecía llegar a Julio César Chávez, que punzaba a su rival con descomunales latigazos a las zonas hepáticas y a la barbilla. Taylor sangrando por la boca y fosas nasales y los dos ojos muy hinchados con el izquierdo casi cerrado, concluyó este asalto, alzando sus brazos, como sabiendo que dominaba la pelea. Este capítulo lo califiqué a favor de Julio César Chávez. Una vez más se escuchó a Martín en la esquina de Chávez: «Por su familia, Julio, usted., todavía puede noquearlo, él está chocado mírele el rostro, dedíquele este triunfo a su familia».
Chávez tenía 27 años y Taylor 23, en las demás medidas estaban casi parejos. El ambiente pugilístico en el Hotel Casino Las Vegas Hilton, jamás se había visto tan acudido. Los afroamericanos y latinos lo colmaron para presenciar a dos estrellas del pugilismo. Evander Holyfield y Pernell Whitaker, compañeros de cuadra, escoltaron a Meldrick Taylor de su camerino al tinglado. El primer llamado al centro del ring, lo esperaron los aficionados eufóricos, preveían una batalla clásica de los dos mejores representantes de la categoría de las 140 libras a nivel mundial.
Meldrick Taylor calificado por este servidor y algunos críticos de boxeo, más cabal que «Sugar» Ray Leonard, con la diferencia de que el poder de sus golpes no lo acompañó en su trayecto profesional y menos en misiones especiales. Julio César Chávez, era la pasión del aficionado en esos días, su estilo franco, valiente e impetuoso atrajo corazones en los cinco continentes. Y precisamente por estas calificaciones cobró esta contienda interés a nivel universal. El repicar del primer campanazo los dos determinados, se cuadraron frente a frente, ambos de diestra derecho. Fue Meldrick Taylor que inició las hostilidades con larga izquierda que, daba la bienvenida a Chávez y no llegó a su destino. Julio César Chávez lo prendió con sólido izquierdazo, que de inmediato desató la impresionante celeridad del estilo de Taylor lanzando y conectando tres golpes por uno que recibía, llegando bien al mentón de Chávez, con ganchos, rectos y repeticiones de izquierdas, obra de boxeo maestro, para hacerle comprender al mexicano Julio César Chávez y sus asesores que la tarea sería de misión desconocida.
Chávez estrelló sólidos latigazos de ganchos y vibrante derechazo terminando el primer capítulo, opacado por Taylor que exhibió su arsenal pugilístico, para perpetuar más las interrogantes de cada concurrente al estadio del Hotel Casino Las Vegas Hilton, donde se celebraba la brava rivalidad. Asalto a favor de Meldrick Taylor. En las cantonadas de ambos púgiles hubo recomendaciones. A Chávez se le dijo:«Cada vez que te lance golpes contéstale inmediatamente y no te excites». La esquina del mexicano la integraban: Cristóbal Rosas, entrenador, José «Bufalo» Martín Muñoz experto en cortadas y Rodolfo Chávez , asistente. A Meldrick Taylor se le dijo:«Lo estas haciendo maravillosamente bien, pero muy apresurado, trata de golpear más fuerte y recuerda que son doce asaltos y te puedes agotar». La dirección del estadounidense la compartían: George Benton, entrenador, Ace Morotta, especialistas en heridas y Lou Duva, asistente. La salida para obedecer el mandato del segundo acto, la brevedad de las extremidades de Meldrick Taylor mortificaban el estilo de Julio César Chávez, entrando y saliendo con andanadas de golpes admirables, basado en elegante sistema técnico que lo mostraba con la etiqueta que portaba de invencible, igual que su homólogo Julio César Chávez. La diferencia que también era notable es que más daño hacían los pocos golpes de Chávez, que la cantidad conectada por Taylor, que ya sangraba por la boca y fosas nasales.
El mexicano encontró momentáneamente vía, para sembrar sus golpes en las postrimerías del asalto con volados al rostro de Taylor y cruces de golpes con ambos brazos. Capítulo que otorgué a Julio César Chávez. El público de pie sobre las butacas y comenzaba a escucharse los gritos de: «!viva México¡, ¡viva México¡, y con menos intensidad: «Taylor, un sólo hombre».El tercer episodio lo respondió Meldrick Taylor, aplicando ágiles jab y su distintivo juego de piernas, resbaló y al limpiarle los guantes el tercer hombre del ring, Richard Steele, reinició el combate con admirables combinaciones que neutralizaban al bravo mexicano, peleándole de frente, tratando uno al otro de borrarse la etiqueta de inmaculado. En el desarrollo del combate a corta y normal distancia, Taylor seguía imponiendo su prontitud conectando tres golpes por uno, que era la preocupación de Chávez y el equipo de su esquina, para superar asaltos contra Meldrick Taylor, que terminó el capítulo con claro dominio. En el cuarto episodio Meldrick Taylor salió boxeando magistralmente con golpes largos a distancia cómoda para sus lances y rapidez, aplicando estilo combinado de técnico-fajador. Julio César Chávez, quería desarrollar su pelea y se mantenía frente a los latigazos belicosos de su oponente, conectando tres porrazos por uno. Chávez coló su cruce de izquierda de lleno en el mentón de Taylor que acusó recibo del golpe trastabillándose, para responder con metralla veloces de golpes, y sorprenderlo la campana en ineludible intercambio de golpes. Otro episodio a favor de Meldrick Taylor.
En el rincón de Taylor se le advertió: «Estas exhibiendo boxeo maestro-dijo Lou Duva-pero, no lo apliques tan rápido». Para la quinta vuelta del combate campeonil unificatorio, Taylor salió de su cantón, belicoso, con seguidas combinaciones, para recibir descomunal derechazo de Chávez que comenzaba a sentirse frustrado con la rapidez de su oponente y Meldrick contestó con sólido gancho a la barbilla del mexicano. Taylor penetró a la guardia de Chávez y obligó momentáneamente la pelea cuerpo a cuerpo, el mexicano clavó repetidas veces su gancho de izquierda, pero la prontitud de Taylor lo hacía dominante acumulando más golpes, con la salvedad de que Chávez conectando menos hacía más daño, por poseer mejor «punch» que su rival. Capítulo a favor de Meldrick Taylor.En la esquina de Chávez se escuchó a «Bufalo» Martín decir: «Usted., es mejor que él, tire golpes, usted es más fuerte. Sé que el es duro, pero usted puede noquearlo, hágalo por su familia».
El sexto llamado al centro del cuadrilátero, Julio César Chávez, lo respondió estimulado por las palabras de su asesor Martín y fue el agresor con largas izquierdas y Taylor boxeando impecablemente con combinaciones relámpagos. El ojo izquierdo de Taylor estaba casi cerrado y sangrando por la boca, prueba del poder de los lances del mexicano, que terminó el episodio clavando ganchos a media distancia a la caja de las hamburguesas de su oponente campeón superligero de la Federación Internacional de Boxeo (FIB). Asalto que califiqué a favor de Chávez.
El séptimo acto del combate lo respondieron los dos entregándose a la pelea de igual a igual, con dos sólidos impactos de Chávez, que lanzaba sus golpes con alma, vida y corazón, comprendía que para deshacerse de ese belicoso y mortificante ritmo de combate, se precisaba del nocáut y Taylor estaba muy duro todavía. Meldrick respondió la ofensiva con ráfagas fugaces de golpes a las zonas hepáticas y al rostro de Chávez. Las postrimerías de este asalto, ambos se golpearon de Tú a Tú, en choque a la brava, que disfrutó el público delirando cada quien a su favorito, para terminar el episodio Taylor con el rostro muy inflamado. Episodio que también otorgué a Meldrick Taylor.
En el cantón de Chávez la voz fuerte y animadora de «Búfalo» Martín se escuchaba decirle a Chávez: «Tenemos que jugárnoslas, el es durísimo, pero usted puede todavía. Refrésquenle los huevos, mucha agua en los testículos». Para el octavo capítulo, las acciones estaban al rojo vivo y lo que se especulaba era si podría Taylor borrar la etiqueta de invencible de Julio César Chávez o si podría Chávez, aplacar el temporal de golpes del estadounidense. Los dos se golpeaban sin limitaciones como dos machos y el árbitro le llamó la atención a Taylor por golpes bajos. Ya los dos ojos de Taylor lucían muy inflamados y Chávez lo castigaba con doble izquierdazos con potencia y de pronósticos reservados. El estadounidense respondía con sagaces ráfagas de trompadas, aplicando en ocasiones dominio absoluto. Chávez también tenía el ojo izquierdo hinchado al concluir las acciones de este episodio, que adjudiqué a Meldrick Taylor. En el rincón de Chávez, Martín le dijo una vez más: «Échele de corazón, hágalo por su familia. Tire golpes, usted es grande, mucho más que él. Nos ha salido duro, pero usted puede, entréguese a la victoria».
Antes de iniciarse el noveno asalto, se veían fanáticos sin voz, otros gesticulando los golpes que lanzaban los protagonistas y algunos más fanáticos fajados en peleas callejeras porfiando sobre su favorito y los conspicuos con la mano en la cabeza, porque el temporal de trompadas llegaba con ráfagas al público. En el noveno acto del combate pactado a doce, Meldrick Taylor volvió agresivo con admirable fulgor en la pelea cuerpo a cuerpo, que dominaba Taylor en la defensiva y ofensiva por su notable rapidez. La reciedumbre parecía llegar a Julio César Chávez, que punzaba a su rival con descomunales latigazos a las zonas hepáticas y a la barbilla. Taylor sangrando por la boca y fosas nasales y los dos ojos muy hinchados con el izquierdo casi cerrado, concluyó este asalto, alzando sus brazos, como sabiendo que dominaba la pelea. Este capítulo lo califiqué a favor de Julio César Chávez. Una vez más se escuchó a Martín en la esquina de Chávez: «Por su familia, Julio, usted., todavía puede noquearlo, él está chocado mírele el rostro, dedíquele este triunfo a su familia».
El llamado para el décimo acto, los dos obedecieron con puntualidad y Taylor enseguida estrelló nítidas combinaciones, que contestó el mexicano con durísimos ganchos de izquierda y recto de derecha, que tampoco dejó de responder Taylor con su notable celeridad. Julio con seguidos cruces de golpes, para confundir a Taylor, que falló dos golpes, para volver Chávez con grotescas respuestas con golpes a la zonas medias y dominante en la pelea a corta distancia de igual a igual. Otro capítulo que califiqué a favor de Julio César Chávez. Taylor estaba ganado por puntos la pelea, pero se notaba acabado y destruido. Los sólidos golpes de Chávez, reflejados en la humanidad de Taylor, podría cualquiera analizar el combate a favor del mexicano.
Para el undécimo asalto el público asistente a la pelea, estaban de pie, nadie podía apreciar el combate sentado porque sencillamente no podría ver. Meldrick Taylor lo inició con claros golpes y Chávez encima presionando y obligándolo a derroche de energía, sabía que estaba minado de golpes. Taylor con el ojo izquierdo completamente cerrado y el derecho a media. Taylor todavía sacaba ventaja de su rapidez conectando tres golpes por uno, pero en los asaltos finales mermó por la falta de vigor al igual que Chávez, que desde el primer asalto se entregaron a la competencia a totalidad. Chávez en este asalto enterraba sus lances con el alma de boxeador aunque ambos se notaban cansados. Califiqué este capítulo empate. Al terminar este asalto, Taylor se dirigía a esquina equivocada, clara señal de que andaba muy golpeado con el rostro irreconocible. En la esquina de Chávez, se volvió escuchar la voz de Martín que le decía al mexicano: «Tienes que jugártela, usted todavía puede terminar con éste hombre. Empiece tirando lo que tenga, usted., es más fuerte que él, échele con ganas, que usted es tremendo campeón».
Para el undécimo asalto el público asistente a la pelea, estaban de pie, nadie podía apreciar el combate sentado porque sencillamente no podría ver. Meldrick Taylor lo inició con claros golpes y Chávez encima presionando y obligándolo a derroche de energía, sabía que estaba minado de golpes. Taylor con el ojo izquierdo completamente cerrado y el derecho a media. Taylor todavía sacaba ventaja de su rapidez conectando tres golpes por uno, pero en los asaltos finales mermó por la falta de vigor al igual que Chávez, que desde el primer asalto se entregaron a la competencia a totalidad. Chávez en este asalto enterraba sus lances con el alma de boxeador aunque ambos se notaban cansados. Califiqué este capítulo empate. Al terminar este asalto, Taylor se dirigía a esquina equivocada, clara señal de que andaba muy golpeado con el rostro irreconocible. En la esquina de Chávez, se volvió escuchar la voz de Martín que le decía al mexicano: «Tienes que jugártela, usted todavía puede terminar con éste hombre. Empiece tirando lo que tenga, usted., es más fuerte que él, échele con ganas, que usted es tremendo campeón».
Para el duodécimo asalto no sólo los presentes, también el mundo estaba de pie o en filo de la butaca, presenciábamos espectáculo espeluznante y de primer orden en el pugilismo profesional. Chávez inició el asalto esta vez con largos jab. Taylor sangrando por la nariz y los dos ojos, casi cerrados y con pequeñas heridas. Taylor lanzó recia derecha que falló y se fue al tapiz, el árbitro les limpió los guantes y al reiniciarse el combate Julio César Chávez enterró duras manos en las zonas medias, para terminar su ataque con fulminante derechazo que tambaleó a Taylor que valiente se encimó a Chávez, para recibir punzante gancho al hígado y anclar con entereza derechazo que lanzó a Meldrick Taylor a la lona, en ambiente de furia. Se incorporó a la cuenta de cinco, para recibir por reglamentos hasta ocho, estando en precarias condiciones.
El árbitro Richard Steele, les hizo varias preguntas para haber si coordinaba y no respondió mirando lejos hacia su esquina, obligándolo a detener la pelea, faltando solamente cinco segundos para concluir el combate. Las protestas de parte de Lou Duva, manager de Taylor y de los comentaristas se volcó sobre el tercer hombre del ring, que al entrevistarlo expresó:«No llevo el tiempo, sólo soy responsable de la pelea. Meldrick Taylor había recibido durísimo golpes y su estado era deplorable, no podía permitir que recibiera otro».
Chávez y sus adeptos, celebraron por todo lo alto triunfo apoteósico, con los gritos de ¡Viva México!. Otros reconociendo la fiereza batalla que libró el Gran Campeón Mexicano, diluyendo poco a poco con cálculo profesional, las loables cualidades del estadounidense Meldrick Taylor, que perdiendo por nocaut técnico, mostró con honor su arte y calidad incuestionable de pugilista. Julio César Chávez en sus declaraciones después del combate muy agotado dijo: «Taylor es gran peleador, durísimo rival conecta tres golpes por uno, porque posee presteza impresionante que conserva hasta el final. Creo que merece la revancha». Después de declararse el nocaut técnico, al consultarse los jueces, dos tenían a Meldrick Taylor ganador y uno a favor de Julio César Chávez.
Después de esta pieza pugilística que quedó para la historia de este deporte Meldrick Taylor, quedó destruido físicamente y la prueba está en que jamás fue el mismo boxeador y desde entonces comenzó su rápido declive profesional.
Después de esta pieza pugilística que quedó para la historia de este deporte Meldrick Taylor, quedó destruido físicamente y la prueba está en que jamás fue el mismo boxeador y desde entonces comenzó su rápido declive profesional.
Fuente:Historiadelboxeo.com