Las víctimas:
Antonio Lo Bianco y Bárbara Locci, 21 de agosto de 1968
Era una calurosa noche de agosto del
verano de 1968 , estamos en Lastra a Signa, un tranquilo municipio de
la Toscana italiana a pocos kilómetros de Florencia. Allí vive Barbara Locci de 32 años , una joven conocida por sus constantes devaneos amorosos . Esa noche Barbara había dejado a su marido (Stefano Mele) enfermo en casa, para marcharse al cine con su hijo de 8 años y su actual amante Antonio Lo Bianco .
De
regreso a casa, el niño se quedó dormido en la parte trasera del
Alfa Romeo de Antonio, circunstancia que los amantes decidieron
aprovechar. Así que buscaron un lugar tranquilo cerca del Río Arno ,
allí podrían dar rienda suelta a sus deseos sexuales.
La
pareja se hallaba haciendo el amor dentro del coche, de pronto, una
figura surgió de las sombras y se deslizó hasta el Alfa Romeo, ocho
disparos interrumpieron el silencio de la noche. Varios casquillos
del calibre 22 de la marca Wínchester quedaron esparcidos por el
suelo.
Horas después, el hijo de Barbara
llamaba a la puerta de un solitario caserío, el niño contó a los
granjeros que su madre y su tío estaban muertos.
El principal sospechoso de los “Carabiniri”
fue Stefano Mele, el esposo de Barbara . En los interrogatorios
Stefano se contradijo en repetidas ocasiones, inculpando a otras
personas e incluso a el mismo. Stefano Mele, a pesar de sus
protestas de inocencia, sería condenado a catorce años de prisión por
el asesinato de su mujer y de Antonio Lo Bianco.
Pasquale Gentilcore y Stefania Pettini, 14 de septiembre de 1974.
Seis años después otra pareja
apareció asesinada en similares circunstancias. La mañana del día 15
de septiembre de 1974 un agricultor paseaba por un sendero de tierra
cercano al río Sieve en Borgo de San Lorenzo , un paraje situado a
pocos kilómetros al norte de Florencia.
El aldeano descubrió un
Fiat 127 azul oscuro en medio del paraje. En su interior, en el
asiento del conductor, semidesnudo reposaba muerto “Pasquale Gentilcore”, de 19 años. Junto al vehículo completamente desnuda estaba el de su novia “Stefania Pettini”,d
e 18 años de edad. El cuerpo se encontraba en el suelo, yacía con
los brazos en cruz y las piernas abiertas. Su vagina había sido
mutilada. La
noche del 14 de septiembre de 1974 la joven pareja había elegido
el lugar para estar lejos de la vista de curiosos, lo que iba a ser
una noche romántica se convirtió en una noche de terror. Alguien se
acercó al vehículo arropado con la oscuridad de la noche, disparó diez
veces a la pareja y luego les apuñaló. Pasquale Gentilcore recibió
seis disparos y dos puñaladas , su novia tuvo peor trato, su cuerpo
tenía cuatro disparos y casi 100 heridas de arma blanca. El cuerpo de
Stefania Pettini había sido extraido del coche , el asesino se ensañó
con ella, tenía cortes y puñaladas en la zona de los senos, del bajo
vientre y del pubis.
A
un par de cientos de metros del turismo, en un campo cercano, se
encontró el bolso de la chica con sus enseres dentro. No había huellas
dactilares en el vehículo. Lo que si hallaron fue casquillos del
calibre 22 , de la serie H marca Wínchester, habían sido disparadas
por una pistola Beretta.
Esta
vez no hay ningún sospecho evidente , la policía no asociaba este
crimen con el de la pareja de 1968, ya que se pensaba que el culpable
había sido el marido y se encontraba en prisión.
Tras
algunas denuncias recibidas, la policía centró la investigación en
tres personas; un supuesto curandero de 50 años llamado Bruno Mocalli;
en Giuseppe Francini, un desequilibrado mental que había confesado los
asesinatos , pero que fue descartado por la policía ya que sus
confesiones habían sido “mentalmente inestables”; y en Guido
Giovannini, un “voyeur” que había sido identificado por algunos
supuestos testigos y que al parecer tenía por costumbre espiar a las
parejas que elegían aquellos parajes.
Pero los sospechosos tuvieron que ser puestos en libertad y el caso quedó archivado sin resolver.
Giovanni Foggi y Carmela Di Nuccio, 6 de junio de 1981.
De nuevo transcurrió un largo periodo donde no se conocen asesinatos similares en la región.
Han
pasado siete años , es la mañana del domingo 7 de junio de 1981 ,
un agente de policía que pasea con su hijo por la Via dell'Arrigo en
Scandicci (al suroeste de Florencia), descubre un vehículo con dos
personas muertas.
Al
llegar al lugar, la policía encontró un Fiat Ritmo . En su interior,
sentado en el asiento del conductor estaba el cuerpo de “Giovanni Foggi”
de 30 años, había recibido varios disparos en el pecho y la cabeza. A
pocos metros del vehículo, tirado en el suelo , se encuentra el
cuerpo de la joven “Carmela de Nuccio”,
de 26 años. Estaba semidesnuda, con las piernas abiertas, había
recibido diversos disparos, uno de ellos en la nuca y presentaba
múltiples heridas de arma blanca. El asesino la había arrastrado varios
metros del vehículo y se había ensañado con su cuerpo, sus órganos
sexuales habían sido mutilados.
No
se hallaron huellas dactilares en el coche ni en los objetos de las
víctimas, pero si se encontraron vainas de proyectiles del calibre 22
de la marca Winchester
Stefano Baldi y Susanna Cambi, 22 de octubre de 1981.
Esta vez el periodo de ataque de “El monstruo” se acorta
Tan solo unos meses después , la mañana del 23 de octubre de 1981, en un campo llamado “Le Bartoline”
cercano a la ciudad de Calenzano , unos campesinos hallaron un
Volkswagen Golf negro . El coche se encontraba abierto y la ventana
del pasajero rota. Junto al vehículo están los cuerpos de " Stefano Baldi " de 26 años y "Susanna Cambi" de 24 , que habían salido la noche anterior a cenar.
Stefano
había recibido diversos disparos y puñaladas en el pecho, su novia
había sido arrastrada a pocos metros del coche , igualmente recibió
varios disparos, y al igual que en crímenes anteriores, el asesino se
había cebado con ella; estaba semidesnuda, con los brazos en alto y le
habían extirpado los genitales.
El
bolso de Susanna se encontró en el suelo, todos los objetos de su
interior habían sido esparcidos por el lugar. Junto al vehículo se
encontraron 10 casquillos de la marca Winchester, serie H.
La
prensa comienza a escribir sobre las semejanzas de estos crímenes,
siempre se utilizada una pistola Beretta del calibre 22 y a las
victimas femeninas le habían sido mutilados los genitales.
Paolo Mainardi y Antonella Migliorini, 19 de junio de 1982.
El sábado 19 de junio de 1982 , Paolo Mainardi de 22 años de edad, y su novia Antonella Migliorini
de 20 habian estacionado su Seat 147 en un camino rural cercano a
la carretera “Via Nuova” , en Mostespertoli al suroeste de
Florencia. La joven pareja estaba punto de casarse y habían
aprovechado la intimidad de la noche para liberar sus impulsos
sexuales.
Mientras
los jóvenes hacían el amor alguien surgió de los matorrales y se
acercó al coche de las víctimas. Sin que se percataran de ello, el
desconocido comenzó a disparar . Uno de los proyectiles atravesó el
cristal delantero. Antonella Migliorini recibió sendos disparos en la
cabeza, murió de inmediato. Paolo Mainardi resultó gravemente
herido, pero aún con vida arrancó el vehículo. La mala suerte les
acompañaba esa noche, en su intento de huir del lugar el coche acabó
atascado una zanja y no pudo volver a sacarlo a la calzada.
El
criminal disparó en repetidas ocasiones al vehículo , los cuerpos de
la pareja yacían inertes en su interior. El asesino se acercó al
coche, apagó el motor y tiró las llaves a un campo cercano. Los
casquillos Winchester del 22 quedaron esparcidos por el suelo.
Preocupado
tal vez por la tráfico de la zona o por los inconvenientes surgidos
por la reacción de Mainardi, el asesino decidió abandonar rápidamente
la escena del crimen, esta vez no quiso arriesgarse y omitió su cruel
ritual de mutilaciones.
Paolo Mainardi , aunque mortalmente
herido, aún continuaba con vida. Varias horas después unos jóvenes
vieron el vehículo con los cuerpos en su interior, así que llamaron a
la Policía. Mainardi fue trasladado aún con vida, pero murió al llegar
al hospital , nunca volvió a recobrar el conocimiento. La
prensa nacional pronto se hizo eco de la noticia, se decía que Paolo
Mainardi había facilitado a la policía la descripción del asesino
antes de morir. Al parecer todo había sido una treta planeada por “Silvia Della Monica” magistrada de la Fiscalía de Florencia y encargada del caso de “El Monstruo “. Su intención era que el asesino diera un paso en falso y pudiera delatarse.
Poco
después de este asesinato los investigadores comenzaron a preguntarse
si había alguna conexión en los crímenes del Monstruo. Las pruebas
balísticas habían revelado que el arma usada había sido siempre la
misma, una Beretta del calibre 22, y todas las balas disparadas eran de
la marca “Winchester”. La misma pistola que catorce años antes
había asesinado a “Antonio Lo Bianco” y “Bárbara Locci”. Era evidente
entonces que “Stefano Mele”, el marido de Bárbara (entonces acusado y
encarcelado por el crimen ) no podía ser “El Monstruo de Florencia”,
así que la policía cree que tuvo un cómplice que continuó matando
después de que este fuera encarcelado.
Wilhelm Friedrich Horst Meyer y Jens Uwe Rush, 9 de septiembre de 1983.
El asesino espera casi un año antes de actuar de nuevo, y en esta ocasión sus víctimas eran dos hombres.
El 9 de septiembre de 1983 dos jóvenes turistas alemanes, “Jens Uwe Rusch” y “Wilhelm Friedrich Horst Meyer”
de 24 años de edad, descansaban en el interior de su furgoneta
“Volkswagen Samba Bus” en un paraje de la Ruta de Giogoli Galluzzo, a
pocos kilómetros al sur de Florencia.
Mientras
los jóvenes dormían, una sombra surgió de la maleza, se acercó a la
furgoneta y comenzó a disparar . Las ventanas del vehículo fueron
atravesadas por los disparos del asesino, que posteriormente abrió una
de las puertas para husmear en su interior.
Piensan
que el asesino no había cambiado sus pautas de actuación, sino que
podía haberse confundido , una de las victimas tenía una larga melena y
tal vez habría creído que se trataba de una chica . Podría ser que
al acceder a la furgoneta se diera cuenta del error.
En un
primer momento los investigadores no asociaron el crimen con los
asesinatos de “El Monstruo”, pero el análisis balístico dio el aviso, la
munición usada había sido la misma que en los anteriores crímenes,
Winchester del 22, disparadas por una pistola Beretta.
Claudio Stefanacci y Pia Rontini, 29 de julio de 1984.
De
nuevo el asesino deja pasar un largo periodo antes de actuar de
nuevo. Esta vez elige un paraje cercano a Borgo de San Lorenzo , un
lugar donde “El Monstruo” ya había atacado diez años atrás.
La noche del 29 de julio de 1984, la joven pareja compuesta por "Claudio Stefanaccio" y "Pia Rontini"
, de 22 y 18 años de edad eligieron para cobijarse un camino
aislado cerca de Vicchio di Mugello , al norte de Florencia.
Estacionaron su Fiat Panda blanco entre unos arbustos y se dejaron
llevar por sus deseos amorosos.
Pero
no estaban solos, una sombra que sujetaba un arma en su mano surgió
entre el follaje. Se dirigió al Panda donde se encontraba la pareja y
sin mediar palabra comenzó a disparar.
Los
jóvenes recibieron varios disparos a través de la ventanilla del
coche, y posteriormente fueron apuñalados. El cuerpo de Claudio fue
encontrado semidesnudo en la parte trasera del vehículo, había recibido
cuatro impactos de bala y presentaba numerosos cortes producidos por
un arma blanca.
Como en crímenes anteriores, el cadáver de la
joven había sido extraído del vehículo y arrastrado unos metros hasta
un campo cercano. El cuerpo estaba prácticamente desnudo, de espaldas
con las piernas abiertas y rodeado de un charco de sangre. Había
recibido un disparo en la cabeza que había acabado con su vida, tras
ello el asesino comenzó a cebarse con su víctima, el cadáver de la
joven presentaba numerosos cortes y mutilaciones, esta vez el homicida
decidió ir más allá en su rito macabro, le extirpó un pecho a la
joven Pia.
Habían
transcurrido más de quince años desde el primer crimen y la policía
no tenía ningún sospechoso, no había pistas importantes que dieran
esperanzas de poder atrapar al temido “Monstruo de Florencia”.
Parecía que los investigadores se hallaban ante un fantasma que
escogía al azar jóvenes parejas que habían elegido caminos rurales en
busca de intimidad.
Nadine Mauriot y Jean Michel Kravechvilj, 8 de septiembre de 1985
El último asesinato conocido atribuido al “Monstruo de Florencia” sucedió casi un año después . Una pareja de turistas franceses, "Nadine Giselle Mauriot" de 36 años de edad y "Jean Michel Kraveichvili" de 25, habían elegido la Región Toscana de Chianti para acampar.
La
noche del 8 de septiembre de 1985 la pareja estacionó su coche, un
Volkswagen Golf de color blanco en una zona boscosa cerca de San
Casciano Val di Pesa, al sur de Florencia. Allí junto al coche
montaron su pequeña tienda canadiense. No imaginaban que al caer la
noche, mientras hacían el amor, una figura se acercaría a la tienda
para acabar con sus vidas.
El
asesino realizó varios tiros desde el exterior, luego abrió la
cremallera de la tienda y volvió a disparar contra la pareja. Nadine
cayó mortalmente herida por los disparos, Jean Michel gravemente
herido intenta escapar y logra salir de la tienda, pero es alcanzado a
los pocos metros por el asesino que lo apuñala hasta la muerte. Tras
ello regresa a la tienda donde se ensaña con el cadáver de Nadine. El
cadáver de la joven aparece con la vagina y el seno izquierdo
amputados.
El 10 de septiembre 1985 llegó a la fiscalía de Florencia un sobre dirigido al ayudante del fiscal Silvia Della Monica . En su interior contenía una nota junto a un trozo del pecho izquierdo de la última víctima. Parecía que “Il Monstro” comenzaba
a mostrar ansias de exhibicionismo, que estaba dejando huellas en sus
asesinatos y tal vez eso pudiera acabar desenmascarándolo.
La
policía encontró frente al Hospital de Ponte a Niccheri una bala
igual a las usadas por el asesino en los crímenes. Ese detalle, junto
al hallazgo de un guante quirúrgico en la última escena del crimen,
llevó a los investigadores a pensar que el asesino podría ser algún
médico o enfermero del hospital, o tal vez un paciente crónico que
pudiera entrar y salir del centro sanitario sin llamar la atención. La
policía realizó registros e interrogatorios en el hospital, pero
todo fue inútil, no fue descubierto ningún sospechoso, ni pista alguna
que diera luz al caso, el “Monstruo” parece un espectro que surge de la nada.
Piero Luigi Vigna, Francesco Fleury y Paolo Canessa
, los magistrados que llevaban la investigación, recibieron por
correo tres sobres iguales, en el interior de cada uno de ellos había
una bala de la marca Winchester y calibre 22, las mismas que habían
sido usadas por el asesino. En los sobres también había un dedo de un
guante de goma quirúrgico y un papel donde habían escrito: “Basta una
bala por cabeza”. Como siempre no habían dejado ningún tipo de
huellas dactilares .
No
existía evidencia de que los envíos hubieran sido enviados por el
autentico “monstruo”, aunque los sobres eran del mismo tipo que el
usado para enviar el trozo de piel de la última víctima a la magistrada
Silvia della Monica.
La
ciudad de Florencia había sido elegida capital de la cultura europea
para la primavera de 1986 , millones de turistas iban a llegar a la
ciudad, por ello las autoridades italianas temían que “Il Monstro”
volviera a la acción durante tal evento. Los gobernantes del lugar se
reunieron con los responsables de las fuerzas de seguridad con el
objeto de adoptar las medidas de prevención oportunas. En dicha
reunión se solicitó que en las zonas susceptibles de correr algún tipo
de peligro (jardines, parques, arboledas, etc) se colocaran carteles
en varios idiomas avisando del peligro del desconocido asesino. Pero
la idea fue rápidamente descartada, algunos psicólogos avisaron del
peligro del plan, los carteles podían provocar un efecto contrario al
deseado, podían encender aún todavía más la excitación en el criminal y
que actuara de nuevo.
El “Monstruo"
es como un fantasma, nadie lo ha visto nunca ni puede dar alguna
pista sobre el, parece imposible atraparlo. Todas las fuerzas armadas
del país estaban movilizadas para intentar darle caza, pero nadie logra
dar con él.
Varios expertos
se unieron a los investigadores para estudiar los crímenes y poder
realizar un perfil psicológico del asesino. Tras analizar testimonios
de policías y familiares, fotos, exámenes de los cadáveres , así como
las escenas de los crímenes , se llegó a la conclusión que se
trataba de un varón de unos 40 años de edad, probablemente nativo de
la zona, de aproximadamente un metro ochenta de altura y con algún
trastorno sexual . Se podría considerar que era un narcisista con
delirios de grandeza, con una inteligencia extraordinaria y gran
capacidad para planificar hasta el mínimo detalle cada uno de sus
crímenes. Que poseía un amplio conocimiento de las zonas donde
atacaba, una total firmeza para disparar a sus víctimas, además de una
enorme destreza con el uso de las armas de fuego (sus víctimas eran
abatidas por un tiro certero en puntos vitales) y una precisión
fuera de lo común para mutilar los órganos a los cadáveres.
Durante
años la investigación exigió que se interrogara a miles de
sospechosos con la esperanza de que alguno de ellos fuese el asesino.
Un campesino de 68 años, Pietro Pacciani, aficionado a la caza y a la taxidermia fue inculpado por los crímenes.
Pacciani
era considerado una persona violenta, en 1951 había sido condenado
por el asesinato de un vendedor ambulante al que había descubierto en
la cama con su novia. Tras cumplir 13 años en prisión intentó formar
una familia, se casó y tuvo descendencia, pero en 1987 fue detenido de
nuevo por maltratar a su esposa y abusar de sus hijas.
Desde
el primer día Pacciani proclamó su inocencia, y aunque las pruebas
contra él no eran concluyentes, fue declarado culpable de cometer
siete de los asesinatos. Condenado a cadena perpetua, fue absuelto
posteriormente en 1996 por falta de pruebas.
Otros individuos fueron detenidos en relación con el caso . Se piensa que Mario Vanni , Giancarlo Lotti y Giovanni Faggi
estaban también implicados en los crímenes. Muchos comenzaban a
pensar que los investigadores no eran capaces de resolver el caso, y
que estaban buscando culpables para intentar ganar tiempo y con ello
acallar al pueblo italiano.
Un
Tribunal ordenó llevar de nuevo a juicio Pietro Pacciani. Al parecer
existían nuevas pruebas, aunque se dice que fue Giancarlo Lotti el
que confesó a la policía que él y Pacciani habían cometido los
asesinatos. En 1997, Mario Vanni y Giancarlo Lotti fueron enjuiciados
por su implicación en cinco de los dobles crímenes y declarados
culpables. Fueron sentenciados a 26 años de prisión.
Pero Pietro Pacciani
nunca volvió a ser juzgado por su participación en los crímenes. En
febrero de 1998 fue hallado muerto en el interior de su domicilio. El
cuerpo estaba semidesnudo, su rostro azulado y desfigurado. En un
primer momento se piensa que había muerto de un paro cardíaco, pero la
autopsia reveló que la causa de la muerte había sido producida por la
ingestión de una combinación de fármacos.
Los
investigadores se encuentran con otro obstáculo para el caso, algunos
piensa que Pacciani fue silenciado para no revelar la verdadera
identidad de “Il Monstro”.
Una vez muerto el principal sospechoso, los investigadores tienen que cerrar el caso del “Monstruo de Florencia”. Mario Vanni y Giancarlo Lotti estaban encerrados en prisión, pero el caso de “El Monstruo" aún presentaba una larga serie de asuntos oscuros y muchas preguntas seguían sin tener respuesta.
En
agosto de 2001 , unos investigadores dicen tener nuevas pistas
sobre el caso. Algunos indicios les ha llevado a pensar que los
asesinatos rituales podrían haber sido ordenados por un grupo de
individuos. Se trataría de diez o doce personas adineradas de la
sociedad italiana y miembros de una secta religiosa. Estos sujetos
habrían estado pagando unas cantidades elevadas a lo largo de los años
en que fueron cometidos los crímenes
Entre ellos se encontraría un conocido médico italiano y un pintor
suizo, en cuya casa había trabajado Pacciani como jardinero, y donde se
habrían hallado recortes de prensa del juicio y dibujos de mujeres
mutiladas. Pero nadie es considerado sospechoso en los asesinatos.
Pacciani sabría demasiado , tal vez comenzaba a ser una molestia
para el misterioso grupo. Aprovechando que necesitaba medicamentos
para su diabetes y sus problemas cardiacos, alguien le podría haber
recetado unos fármacos erróneos, que en vez de curarle le habrían
llevado a la tumba.
Giancarlo Lotti murió de cáncer el 2 de abril de 2002 . Mario Vanni
debido a su grave estado de salud fue hospitalizado por algún tiempo
en un asilo de ancianos y murió de causas naturales el 13 de abril de
2009
A fecha de hoy, los asesinatos de “El Monstruo de Florencia”
siguen siendo aún un misterio sin resolver . Si Pacciani y sus
compinches no fueron los autores de los crímenes, que pasó con “El
Monstruo” ¿? Podrría estar aún ahí fuera ?¿?¿
ino. En los sobres también había un dedo de un
guante de goma quirúrgico y un papel donde habían escrito: “Basta una
bala por cabeza”. Como siempre no habían dejado ningún tipo de
huellas dactilares .
No
existía evidencia de que los envíos hubieran sido enviados por el
autentico “monstruo”, aunque los sobres eran del mismo tipo que el
usado para enviar el trozo de piel de la última víctima a la magistrada
Silvia della Monica.
La
ciudad de Florencia había sido elegida capital de la cultura europea
para la primavera de 1986 , millones de turistas iban a llegar a la
ciudad, por ello las autoridades italianas temían que “Il Monstro”
volviera a la acción durante tal evento. Los gobernantes del lugar se
reunieron con los responsables de las fuerzas de seguridad con el
objeto de adoptar las medidas de prevención oportunas. En dicha
reunión se solicitó que en las zonas susceptibles de correr algún tipo
de peligro (jardines, parques, arboledas, etc) se colocaran carteles
en varios idiomas avisando del peligro del desconocido asesino. Pero
la idea fue rápidamente descartada, algunos psicólogos avisaron del
peligro del plan, los carteles podían provocar un efecto contrario al
deseado, podían encender aún todavía más la excitación en el criminal y
que actuara de nuevo.
El “Monstruo"
es como un fantasma, nadie lo ha visto nunca ni puede dar alguna
pista sobre el, parece imposible atraparlo. Todas las fuerzas armadas
del país estaban movilizadas para intentar darle caza, pero nadie logra
dar con él.
Varios expertos
se unieron a los investigadores para estudiar los crímenes y poder
realizar un perfil psicológico del asesino. Tras analizar testimonios
de policías y familiares, fotos, exámenes de los cadáveres , así como
las escenas de los crímenes , se llegó a la conclusión que se
trataba de un varón de unos 40 años de edad, probablemente nativo de
la zona, de aproximadamente un metro ochenta de altura y con algún
trastorno sexual . Se podría considerar que era un narcisista con
delirios de grandeza, con una inteligencia extraordinaria y gran
capacidad para planificar hasta el mínimo detalle cada uno de sus
crímenes. Que poseía un amplio conocimiento de las zonas donde
atacaba, una total firmeza para disparar a sus víctimas, además de una
enorme destreza con el uso de las armas de fuego (sus víctimas eran
abatidas por un tiro certero en puntos vitales) y una precisión
fuera de lo común para mutilar los órganos a los cadáveres.
Durante
años la investigación exigió que se interrogara a miles de
sospechosos con la esperanza de que alguno de ellos fuese el asesino.
Un campesino de 68 años, Pietro Pacciani, aficionado a la caza y a la taxidermia fue inculpado por los crímenes.
Pacciani
era considerado una persona violenta, en 1951 había sido condenado
por el asesinato de un vendedor ambulante al que había descubierto en
la cama con su novia. Tras cumplir 13 años en prisión intentó formar
una familia, se casó y tuvo descendencia, pero en 1987 fue detenido de
nuevo por maltratar a su esposa y abusar de sus hijas.
Desde
el primer día Pacciani proclamó su inocencia, y aunque las pruebas
contra él no eran concluyentes, fue declarado culpable de cometer
siete de los asesinatos. Condenado a cadena perpetua, fue absuelto
posteriormente en 1996 por falta de pruebas.
Otros individuos fueron detenidos en relación con el caso . Se piensa que Mario Vanni , Giancarlo Lotti y Giovanni Faggi
estaban también implicados en los crímenes. Muchos comenzaban a
pensar que los investigadores no eran capaces de resolver el caso, y
que estaban buscando culpables para intentar ganar tiempo y con ello
acallar al pueblo italiano.
Un
Tribunal ordenó llevar de nuevo a juicio Pietro Pacciani. Al parecer
existían nuevas pruebas, aunque se dice que fue Giancarlo Lotti el
que confesó a la policía que él y Pacciani habían cometido los
asesinatos. En 1997, Mario Vanni y Giancarlo Lotti fueron enjuiciados
por su implicación en cinco de los dobles crímenes y declarados
culpables. Fueron sentenciados a 26 años de prisión.
Pero Pietro Pacciani
nunca volvió a ser juzgado por su participación en los crímenes. En
febrero de 1998 fue hallado muerto en el interior de su domicilio. El
cuerpo estaba semidesnudo, su rostro azulado y desfigurado. En un
primer momento se piensa que había muerto de un paro cardíaco, pero la
autopsia reveló que la causa de la muerte había sido producida por la
ingestión de una combinación de fármacos.
Los
investigadores se encuentran con otro obstáculo para el caso, algunos
piensa que Pacciani fue silenciado para no revelar la verdadera
identidad de “Il Monstro”.
Una vez muerto el principal sospechoso, los investigadores tienen que cerrar el caso del “Monstruo de Florencia”. Mario Vanni y Giancarlo Lotti estaban encerrados en prisión, pero el caso de “El Monstruo" aún presentaba una larga serie de asuntos oscuros y muchas preguntas seguían sin tener respuesta.
En
agosto de 2001 , unos investigadores dicen tener nuevas pistas
sobre el caso. Algunos indicios les ha llevado a pensar que los
asesinatos rituales podrían haber sido ordenados por un grupo de
individuos. Se trataría de diez o doce personas adineradas de la
sociedad italiana y miembros de una secta religiosa. Estos sujetos
habrían estado pagando unas cantidades elevadas a lo largo de los años
en que fueron cometidos los crímenes
Entre ellos se encontraría un conocido médico italiano y un pintor
suizo, en cuya casa había trabajado Pacciani como jardinero, y donde se
habrían hallado recortes de prensa del juicio y dibujos de mujeres
mutiladas. Pero nadie es considerado sospechoso en los asesinatos.
Pacciani sabría demasiado , tal vez comenzaba a ser una molestia
para el misterioso grupo. Aprovechando que necesitaba medicamentos
para su diabetes y sus problemas cardiacos, alguien le podría haber
recetado unos fármacos erróneos, que en vez de curarle le habrían
llevado a la tumba.
Giancarlo Lotti murió de cáncer el 2 de abril de 2002 . Mario Vanni
debido a su grave estado de salud fue hospitalizado por algún tiempo
en un asilo de ancianos y murió de causas naturales el 13 de abril de
2009
A fecha de hoy, los asesinatos de “El Monstruo de Florencia”
siguen siendo aún un misterio sin resolver . Si Pacciani y sus
compinches no fueron los autores de los crímenes, que pasó con “El
Monstruo” ¿? Podrría estar aún ahí fuera ?¿?¿ |
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