martes, 8 de enero de 2013

CINE - SCARFACE "EL PRECIO DEL PODER"

                                       TRAILER "SCARFACE" (EL PRECIO DEL PODER)



                           

                           

                   Scarface, el precio del poder


Los ochenta cambiaron la forma de concebir el cine.Directores como Spielberg o Lucas marcaban el camino a seguir si se quería triunfar en taquilla, gustar a la crítica y, además, no perder control sobre la producción. En ese difícil malabarismo, que acabó devorando a grandes como Coppola o Cimino, Brian de Palma se mantuvo por el alambre dando muestras de innegable talento. 'Scarface, el precio del poder' es, sin duda, su mejor carta de presentación. Una película de la que han bebido generaciones de cineastas y que sigue tan vigente como el día de su estreno.
Tras deslumbrar en las dos primera partes de 'El Padrino', era evidente que Al Pacino estaba capacitado para sobresalir en cualquier papel que se le antojase. De Palma le brindó una oportunidad única: interpretar al violento Tony Montana, un personaje brutal perfectamente definido en una de sus inquitantes frases: "Todo lo que tengo en esta vida son mis cojones y mi palabra". Como una especie de Don Quijote moderno, en el que Steven Bauer hace las veces del fiel y sufrido Sancho Panza, Pacino cabalga en una película que no concede tregua al espectador aunque, eso sí, cambiando la lanza por la ametralladora y a rocinante por un cargamento de cocaina.
Para completar el círculo, por la película se deja caer Michelle Pfeiffer, tan bella como siempre pero más pasada que nunca haciendo las veces de una Dulcinea del Toboso más preocupada por el polvo blanco que por las andanzas de su sufrido caballero.
 
Este complejo rompecabezas, brillantemente rodado por De Palma, se convirtió en uno de los grandes éxitos de 1983. A pesar de su crudeza, la cinta, remake de la película homonima que rodó Howard Hawk en 1932es una fiel recreación de cómo se formaron los cárteles de la droga a finales de los setenta y principios de los ochenta y de cómo estás sanguinarias estructuras se abrieron paso en la sociedad estadounidense con total impunidad.
En definitiva, un film imprescindible que siempre está en lo más alto de las listas sobre películas de gangster de la historia gracias, en gran medida, a contar con una de las grandes interpretaciones de Pacino. Y eso es decir mucho. "Siempre digo la verdad, incluso cuando miento". Palabra de Tony Montana.
Fuente:http:Tiramillas.net
 
                                                      CRITICA
                                             Juan Luis Caviaro (blog de cine)
 El remake de ‘Scarface’ o como la conocemos en España, ‘El precio del poder’, un título apropiado y llamativo (si bien me quedo con el original). 
Aunque admiro la magistral película de Howard Hawks(Scarface original.1932), porque es una poderosa e influyente obra de arte, debo admitir que me llega más la otra, la más furiosa y demencial, la ochentera, la versión más exagerada e imperfecta, esa explosión de pólvora, sangre, droga, música disco y fucks filmada por Brian de Palma.
Esta oportunidad que me habéis dado para revisar la película, la he aprovechado también para ver, por fin, el contenido extra de la edición especial en DVD de ‘El precio del poder’ que tenía en mi estantería desde hacía años, con el plástico todavía puesto. En el “making of” dividido en tres partes que es lo único que incluye el decepcionante segundo disco, uno accede a esa clase de entrevistas donde todos repiten más o menos la misma cantinela: “hicimos una obra maestra, el equipo era fantástico y estamos muy orgullosos”. En medio de tanto halago empalagoso, hay algunas revelaciones y confesiones muy interesantes sobre cómo se originó esta nueva versión de ‘Scarface’. Cuenta el productor Martin Bregman, que se presenta como el descubridor de Al Pacino, que vio la película de Hawks en una noche de insomnio, y pensó que desde entonces, desde 1932, nadie había hecho nada parecido. Una gran historia criminal norteamericana. Con Pacino convencido, Bregman contrató a De Palma para empezar a trabajar en un guion, pero no funcionó y llamó entonces a su amigo Oliver Stone, que estaba desesperado tras el fracaso de ‘La mano’. Es imposible concebir ‘El precio del poder’ (1983), remake libre de ‘Scarface’, sin el talento ni la enérgica aportación de estos tres hombres de cine: Stone, De Palma y Pacino.
Resulta curioso descubrir que Bregman puso el proyecto en primer lugar en manos de Sidney Lumet, imagino que por la exitosa colaboración del director con Pacino en ‘Serpico’ y ‘Tarde de perros’. Fue Lumet quien sugirió el cambio fundamental en el que se apoyó toda la historia de la nueva ‘Scarface’; planteó trasladar la acción a Miami y cambiar el alcohol por la cocaína. Stone (que admite haber tenido problemas con la cocaína por aquella época) comenzó un intenso proceso de investigación que le llevó incluso a viajar a varios países latinoamericanos para poder hablar con algunos individuos importantes del negocio del narcotráfico (casi le cuesta la vida). A Lumet, sin embargo, no le gustó el guion, pensó que faltaba carga política y no le interesaba el violento ascenso y ocaso de un gánster. Ahí es donde entra De Palma. El director cuenta que le entusiasmó la visión de ‘Scarface’ como una metáfora moderna de ‘El tesoro de Sierra Madre’, sustituyendo el oro por la droga; un extraño sueño capitalista autodestructivo.
Este amargo enfoque de la historia escrita por Stone que interesó a De Palma, esta manera de apreciar el viaje de Tony Montana, aparte de la atracción primitiva y visceral por la violencia, enriquece notablemente la película. Creo que gran parte del valor de ‘El precio del poder’ es que funciona a varios niveles. Hablo de mi caso particular; cuando vi la película por primera vez, me fascinaron secuencias como la de la bañera o el tiroteo final, y las frases de Montana (”Todo lo que tengo son mis pelotas y mi palabra, y no las rompo por nadie“) que hoy sirven para vender camisetas y carteles, algunas de las cuales ya estaban en el film original (basado a su vez en una novela de Armitage Trail). Imagino que mucha gente se quedará con esto, y es perfectamente razonable, los responsables de esta nueva versión querían impactar al público retratando el ambicioso y brutal modo de vida de esta clase de criminal, De Palma es un virtuoso de la puesta en escena (cómo mueve la cámara, cómo planifica la acción y domina el suspense… es una gozada) y Pacino se luce con la excesiva transformación que le permite el inspirado guion de Stone. Cuando la he vuelto a ver, lo que más me ha impresionado es la tragedia del protagonista.

Porque Tony Montana lucha frenéticamente por escalar a lo que considera la cima, y cuando lo hace, se da cuenta de lo vacío que está, se encuentra solo, asqueado, destruido. En la primera ‘Scarface’, es la policía quien derrota al mafioso; en la segunda ‘Scarface’, es el mafioso quien se derrota a sí mismo. Tony llegó a Estados Unidos desde Cuba, era un inmigrante pobre con antecedentes penales y las autoridades lo metieron en una inmensa jaula junto a un montón de compatriotas desamparados. Ayudado por su mejor amigo, Manny Ribera (Steven Bauer), Tony realiza un par de trabajos sucios para un traficante de Miami, Frank Lopez (Robert Loggia), que los incluye en su organización. Pero Tony está hambriento, necesita seguir ascendiendo, y cuando descubre la debilidad de su jefe, lo desprecia y fuerza el conflicto, donde sale vencedor. Nadie puede con él, es una bestia imparable. Cuando Manny le pregunta qué quiere, Tony responde: “El mundo, y todo lo que hay en él“. Se convierte en su propio jefe, gana una inmensa fortuna, consigue a la mujer que deseaba (Michelle Pfeiffer en su primer papel relevante) y es temido por todos. Alcanza su sueño. Está en lo más alto. Y cuando no puedes llegar más alto, solo puedes caer…
Destaca Pacino algo fundamental de Montana (construido sin ánimo de autenticidad, como una fuente donde puede reflejarse cualquier gánster) y es el humor; sin eso, el personaje resultaría demasiado desagradable. Tony es un salvaje, paranoico, avaricioso, arrogante y machista (las mujeres vienen cuando tienes dinero y poder, explica), pero también es inteligente, agudo, bromista, carismático y tiene su propio código moral, uno muy básico pero que sirve para que el público simpatice con él, en lugar de desearle el peor de los castigos. Al contrario, acabas esperando que las balas no le hagan daño, que sea inmortal, que nadie pueda con él… La crítica del momento rechazó el film y la MPAA estuvo a punto de condenarlo comercialmente a causa de su violencia (y eso que se sugiere más de lo que se muestra) pero ‘El precio del poder’ terminó triunfando. Se ha consolidado como una película de culto, una de las mejores del cine criminal y uno de los mejores remakes jamás filmados. Dura casi tres horas (170 minutos) y se devora con facilidad, con placer. Es admirable que no haya puntos flacos, bajones de intensidad en una historia tan extensa, siempre hay algo esperando, alguna escena, alguna imagen, algún diálogo, y no puedes dejar de mirar. Es la magia de esta historia sobre un “bad guy” que quiso poner el mundo a sus pies.
                                         





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