La joven muestra el cartel a los policías concentrados.
Policías que protestan contra los violentos identifican y denuncian a una joven por mostrar un cartel: “Me dais vergüenza”
Tras
una primera identificación, la siguieron hasta un bar del centro para
volver a registrarla y denunciarla por “desórdenes públicos” mientras
otro agente, desde un coche gritaba: “Esa es la sinvergüenza de la
pancartita”
¿Se
puede denunciar a alguien por desórdenes públicos por mostrar, en plena
calle y sin articular palabra, un cartel con una opinión personal
frente a unos manifestantes? Los agentes del Cuerpo Nacional de
Policía, que esta mañana se han concentrado a las puertas de la
Delegación del Gobierno en apoyo a sus compañeros de las Unidades de
Intervención Policial (UIP) y “contra los violentos” tras lo ocurrido el pasado 22M, entienden que sí y eso es
lo que han hecho con una joven que se ha atrevido a pasear frente a
ellos portando un cuaderno en el que se podía leer: “Me dais vergüenza”.
A.R.P., cuando la concentración de medio centenar escaso de agentes estaba a punto de disolverse, pasó por delante de los manifestantes (a unos 4 metros) y se limitó a enseñar lo que ella misma había escrito antes en un cuaderno escolar. No hizo falta que llegara a articular palabra alguna para desatar la ira de los concentrados, supuestamente “curtidos en mil batallas”, que inmediatamente comenzaron a proferir insultos contra ella tales como “sinvergüenza” e “hija de puta”.
La joven, que siguió caminando sin prestar mayor atención, no tardó en ser identificada por dos agentes de paisano que se encontraban en las proximidades. Mientras uno le tomaba los datos y le recriminaba el “haber provocado”, otro inspeccionaba el contenido de su bolso en plena calle y se dirigía a los periodistas que estaban contemplando la escena para pedirles que no sacaran fotografías y que, en caso de hacerlo, no mostraran sus rostros.
Todo parecía haber quedado en un incidente sin más trascendencia, pero no fue así. A.R.P., según ha explicado a últimoCero, ha sido seguida hasta un bar del centro de la ciudad donde varios agentes han esperado a que terminara su consumición y abandonara el local para volver a identificarla. cachearla y, ahora ya sí, anunciar que iban a presentar una denuncia contra ella “por desórdenes públicos”.
“Un agente ha venido corriendo detrás de mi para hacerme una identificación rutinaria”, relata A.R.P., que explica que acto seguido una agente la cacheó y la registró mientras junto a ella se iban sumando más agentes. “En ese momento pasó un coche al lado nuestro y uno de los que iba dentro, se supone que policía, les gritó: Esa es la sinvergüenza de la pancartita”, explica la joven a la que los agentes han retirado la hoja del cuaderno donde había dejado escrita su opinión. “He tenido que preguntar varias veces que de qué se me acusaba hasta que me han dicho que de desórdenes públicos y cuando le he preguntado al agente que estaba rellenando el parte, del que no me han dado copia, que quién era el que me denunciaba me ha respondido: yo mismo”, describe A.R.P., que asegura que el motivo de su silenciosa protesta ha sido mostrar su “solidaridad con los detenidos y heridos en las cargas policiales del pasado 22M en Madrid” y como “gesto de repulsa a la violencia que utiliza la policía contra el pueblo”.
El Sindicato Unificado de Policía, la Unión Federal de Policía y la Confederación Española de Policía habían convocado esta mañana una protesta para solidarizarse con sus compañeros de la UIP heridos durante la violenta carga policial vivida el pasado 22M en Madrid que se iniciaron antes de que concluyera la manifestación autorizada de las Marchas de la Dignidad. Durante la concentración, los líderes de los distintos sindicatos, han pedido el cese de los mandos operativos del dispositivo policial desplegado aquella noche por entender que no se protegió convenientemente a los agentes que participaban en él.
"El pasado sábado en las calles de Madrid se congregaron dos millones de personas, colectivos y pueblos de todo el Estado, en una manifestación que cualquier persona con un mínimo de humanidad debería secundar. Reclamamos una vida digna, trabajo, casa, servicios sociales para todos y todas y el no pago de la deuda.
Con un amplísimo apoyo popular, las Marchas de la Dignidad avanzaron durante más de 5 horas desde Atocha hasta Colón, en un ambiente de lucha y solidaridad entre pueblos, que no se recuerda en décadas. Una acción construida durante meses, a base de trabajo militante.
Desde que partieron, las Marchas de la Dignidad han recorrido todo el estado haciendo asambleas en cada lugar por el que pasaban, llevando una auténtica democracia a cada pueblo y recibiendo la solidaridad de las gentes.
Frente a esta demostración de dignidad y democracia, el sistema no tiene ningún discurso que enfrentar, y su única respuesta es la represión:
La represión mediática, con el silencio absoluto desde todos los medios del régimen, hasta que la realidad se ha impuesto y se han visito obligados recoger nuestra lucha.
La represión política, con declaraciones absurdas como las comparaciones con grupos de extrema derecha, con Ayuntamientos prohibiéndonos pasar o pecnoctar en sus municipios o autoridades locales increpado a compañeras y compañeros.
La represión policial, sufrida durante todo el camino, cuando la guardia civil desviaba a caminantes por caminos paralelos de tierra y piedras para dificultar su marcha, o cuando la policía impedía que las asambleas transcurriesen con normalidad. Los controles injustificados en carreteras que retuvieron a más de 100 autobuses que originaron retrasos entre una y tres horas. Pero especialmente cuando, una vez en Madrid, un despliegue policial desproporcionado, formado por 1.700 agentes de la UIP traídos de varios lugares del Estado, fue utilizado para amedrentar y reprimir al pueblo.
Antes de que la manifestación terminase, un ejército policial atacó sin miramientos a población civil indefensa.
Desde la propia megafonía del acto que se estaba celebrando en Colón, se pidió a los agentes que parasen su ataque, pero persistieron en la agresión. Una acción así no se improvisa, era un plan premeditado para disolver la manifestación y conseguir abrir los noticiarios televisivos con imágenes de violencia.
Hubo un ejército policial que usó porras, escopetas y gases lacrimógenos para vulnerar el legítimo ejercicio del derecho de reunión. Fue un montaje policial urdido desde el Gobierno que vulneró derechos fundamentales como el de reunión y manifestación.
Las personas detenidas fueron objeto de maltrato. Se les mantuvo ocho horas de pie contra la pared, con las manos en alto, no se les dió agua, no se les dió alimento en 24 horas. A las mujeres ni se les permitió cambiar de tampax. Se les mantuvo 37 horas en dependencias policiales antes de pasar a disposición judicial.
Exigimos al régimen que retire los cargos de todos los acusados y la libertad inmediata del compañero Miguel. Exigimos además la destitución de la delegada del gobierno y del jefe de policía de Madrid, a los que consideramos responsables directos del ataque, así como la dimisión de ministro del interior.
La dignidad está de parte del pueblo. No terminamos aquí. Seguiremos organizándonos, luchando y trabajando a partir de la movilización popular ya construida.
¡No es tiempo de lamentos, es tiempo de lucha!".
Fuente: Ultimocero.
A.R.P., cuando la concentración de medio centenar escaso de agentes estaba a punto de disolverse, pasó por delante de los manifestantes (a unos 4 metros) y se limitó a enseñar lo que ella misma había escrito antes en un cuaderno escolar. No hizo falta que llegara a articular palabra alguna para desatar la ira de los concentrados, supuestamente “curtidos en mil batallas”, que inmediatamente comenzaron a proferir insultos contra ella tales como “sinvergüenza” e “hija de puta”.
La joven, que siguió caminando sin prestar mayor atención, no tardó en ser identificada por dos agentes de paisano que se encontraban en las proximidades. Mientras uno le tomaba los datos y le recriminaba el “haber provocado”, otro inspeccionaba el contenido de su bolso en plena calle y se dirigía a los periodistas que estaban contemplando la escena para pedirles que no sacaran fotografías y que, en caso de hacerlo, no mostraran sus rostros.
Todo parecía haber quedado en un incidente sin más trascendencia, pero no fue así. A.R.P., según ha explicado a últimoCero, ha sido seguida hasta un bar del centro de la ciudad donde varios agentes han esperado a que terminara su consumición y abandonara el local para volver a identificarla. cachearla y, ahora ya sí, anunciar que iban a presentar una denuncia contra ella “por desórdenes públicos”.
“Un agente ha venido corriendo detrás de mi para hacerme una identificación rutinaria”, relata A.R.P., que explica que acto seguido una agente la cacheó y la registró mientras junto a ella se iban sumando más agentes. “En ese momento pasó un coche al lado nuestro y uno de los que iba dentro, se supone que policía, les gritó: Esa es la sinvergüenza de la pancartita”, explica la joven a la que los agentes han retirado la hoja del cuaderno donde había dejado escrita su opinión. “He tenido que preguntar varias veces que de qué se me acusaba hasta que me han dicho que de desórdenes públicos y cuando le he preguntado al agente que estaba rellenando el parte, del que no me han dado copia, que quién era el que me denunciaba me ha respondido: yo mismo”, describe A.R.P., que asegura que el motivo de su silenciosa protesta ha sido mostrar su “solidaridad con los detenidos y heridos en las cargas policiales del pasado 22M en Madrid” y como “gesto de repulsa a la violencia que utiliza la policía contra el pueblo”.
El Sindicato Unificado de Policía, la Unión Federal de Policía y la Confederación Española de Policía habían convocado esta mañana una protesta para solidarizarse con sus compañeros de la UIP heridos durante la violenta carga policial vivida el pasado 22M en Madrid que se iniciaron antes de que concluyera la manifestación autorizada de las Marchas de la Dignidad. Durante la concentración, los líderes de los distintos sindicatos, han pedido el cese de los mandos operativos del dispositivo policial desplegado aquella noche por entender que no se protegió convenientemente a los agentes que participaban en él.
Comunicado
Esta misma mañana, coincidiendo con la celebración de estas protestas
policiales, la Coordinadora Estatal de las Marchas de la Dignidad ha
hecho público un comunicado que reproducimos íntegramente."El pasado sábado en las calles de Madrid se congregaron dos millones de personas, colectivos y pueblos de todo el Estado, en una manifestación que cualquier persona con un mínimo de humanidad debería secundar. Reclamamos una vida digna, trabajo, casa, servicios sociales para todos y todas y el no pago de la deuda.
Con un amplísimo apoyo popular, las Marchas de la Dignidad avanzaron durante más de 5 horas desde Atocha hasta Colón, en un ambiente de lucha y solidaridad entre pueblos, que no se recuerda en décadas. Una acción construida durante meses, a base de trabajo militante.
Desde que partieron, las Marchas de la Dignidad han recorrido todo el estado haciendo asambleas en cada lugar por el que pasaban, llevando una auténtica democracia a cada pueblo y recibiendo la solidaridad de las gentes.
Frente a esta demostración de dignidad y democracia, el sistema no tiene ningún discurso que enfrentar, y su única respuesta es la represión:
La represión mediática, con el silencio absoluto desde todos los medios del régimen, hasta que la realidad se ha impuesto y se han visito obligados recoger nuestra lucha.
La represión política, con declaraciones absurdas como las comparaciones con grupos de extrema derecha, con Ayuntamientos prohibiéndonos pasar o pecnoctar en sus municipios o autoridades locales increpado a compañeras y compañeros.
La represión policial, sufrida durante todo el camino, cuando la guardia civil desviaba a caminantes por caminos paralelos de tierra y piedras para dificultar su marcha, o cuando la policía impedía que las asambleas transcurriesen con normalidad. Los controles injustificados en carreteras que retuvieron a más de 100 autobuses que originaron retrasos entre una y tres horas. Pero especialmente cuando, una vez en Madrid, un despliegue policial desproporcionado, formado por 1.700 agentes de la UIP traídos de varios lugares del Estado, fue utilizado para amedrentar y reprimir al pueblo.
Antes de que la manifestación terminase, un ejército policial atacó sin miramientos a población civil indefensa.
Desde la propia megafonía del acto que se estaba celebrando en Colón, se pidió a los agentes que parasen su ataque, pero persistieron en la agresión. Una acción así no se improvisa, era un plan premeditado para disolver la manifestación y conseguir abrir los noticiarios televisivos con imágenes de violencia.
Hubo un ejército policial que usó porras, escopetas y gases lacrimógenos para vulnerar el legítimo ejercicio del derecho de reunión. Fue un montaje policial urdido desde el Gobierno que vulneró derechos fundamentales como el de reunión y manifestación.
Las personas detenidas fueron objeto de maltrato. Se les mantuvo ocho horas de pie contra la pared, con las manos en alto, no se les dió agua, no se les dió alimento en 24 horas. A las mujeres ni se les permitió cambiar de tampax. Se les mantuvo 37 horas en dependencias policiales antes de pasar a disposición judicial.
Exigimos al régimen que retire los cargos de todos los acusados y la libertad inmediata del compañero Miguel. Exigimos además la destitución de la delegada del gobierno y del jefe de policía de Madrid, a los que consideramos responsables directos del ataque, así como la dimisión de ministro del interior.
La dignidad está de parte del pueblo. No terminamos aquí. Seguiremos organizándonos, luchando y trabajando a partir de la movilización popular ya construida.
¡No es tiempo de lamentos, es tiempo de lucha!".
Fuente: Ultimocero.