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CINE - EL CRIMEN DE CUENCA

                                                       "EL CRIMEN DE CUENCA"




Sinopsis:
En 1913, Gregorio Valero Contreras y León Sánchez Gascón, amigos y vecinos de Osa de La Vega (Cuenca) son detenidos como autores de la muerte de José María Grimaldos López, pastor de oficio y compañero de los anteriores. El pueblo les acusa, incluso la mujer de Gregorio reúne pruebas contra ellos. Los dos hombres confiesan el crimen después de ser sometidos a torturas. Son juzgados en 1918 en la Audiencia Provincial de Cuenca que, tras modificar la petición de pena capital, los condena a dieciocho años de cárcel...




La película sobre el caso fue la única prohibida en democracia y su directora, 
Pilar Miró, objeto de un proceso militar



Pasó a la historia como uno de los mayores errores judiciales y fue utilizado por la prensa de la época para cuestionar el sistema, el 
jurado popular y los métodos de la Guardia Civil. Acabó siendo conocido 
como El crimen de Cuenca, un asesinato sin muerto del que ahora se
 cumplen cien años y que Pilar Miró trasladó a la gran pantalla en
 1979 en una película del mismo nombre que generó igual polémica.
El 21 de agosto de 1910 las vidas del mayoral León Sánchez 
Gascón y del guarda Gregorio Valero Contreras se torcieron. 
Su compañero José María Grimaldos López, de 28 años de edad, 
conocido como el Cepa y pastor en la misma finca donde trabajaban, 
desapareció sin dejar rastro entre los pueblos conquenses de 
Tresjuncos y Osa de la Vega. Su apodo obedecía a un doble motivo:
 apenas medía metro y medio de estatura y su inteligencia era
 igualmente corta. Su familia enseguida sospechó de León y Gregorio, 
que tanto hacían sufrir al pobre del Cepa por mofarse continuamente de él. 
Presuntamente le habían asesinado para apropiarse del dinero procedente 
de la venta de unas ovejas.


La denuncia acabó 
siendo archivada por falta de pruebas hasta que en 1913 llegó al 


Juzgado de Belmonte (Cuenca) el juez Emilio de Isasa, que reabrió
 el caso y ordenó la detención de León y Gregorio. 





Los brutales 
interrogatorios de la Guardia Civil -uñas arrancadas, palizas 
y comidas
 sin agua a base de bacalao sin desalar- hicieron el resto: acabaron
 confesando el asesinato y posterior descuartizamiento
 del Cepa. El jurado popular los culpó tras debatir media hora y
 los enviaron 18 años a la cárcel; aunque salieron doce años 
después, sus vidas quedaron destrozadas y marcadas por
 la desconfianza general.
«Me dio un barrunto»
Tras un año en 
libertad, en 1925, el cura de Tresjuncos recibió una carta del 
párroco de Mira, pueblo situado al otro extremo de la provincia, en
 la que solicitaba la partida bautismal de José María Grimaldos porque 
el Cepa se casaba. El cura trató de ocultar la noticia durante meses
 por temor a 
un escándalo, pero las frecuentes visitas del Cepa a Tresjuncos, inquieto por no saber nada de su partida de bautismo, precipitaron los acontecimientos.
El Ministerio de Gracia y Justicia ordenó revisar la causa y el Tribunal Supremo declaró nula la sentencia, además de ordenar concederles una indemnización a los que la Justicia había culpabilizado.

 
La verdad del caso es que el Cepa desapareció el 21 de agosto de 1910 porque, según él mismo declaró, «me dio un barrunto y me marché» a tomar los baños medicinales a la cercana finca de La Celadilla.
Resuelto el caso, el cura de Tresjuncos apareció ahogado y el juez Isasa murió en su casa de Sevilla por una angina de pecho. El pueblo prefirió hablar de suicidios en ambas muertes.
El tremendo error judicial cometido levantó una fuerte polémica periodística en la España del régimen de Miguel Primo de Rivera. Ángel Luis López Villaverde, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Castilla-La Mancha, explica que «la prensa más liberal, periódicos como El Sol, El Liberal o El Heraldo de Madrid, le dio una relevancia enorme, pidiendo responsabilidades por el error judicial de Belmonte. Por otro lado, la prensa más conservadora -El Debate- casi obvió este caso.
Similar polémica se vivió años más tarde, cuando Pilar Miró decidió llevar el suceso de Tresjuncos y Osa de la Vega al cine en 1979. Su película, interpretada entre otros por Daniel Dicenta, José Manuel Cervino, Guillermo Montesinos y Héctor Alterio, fue la única prohibida durante la democracia.
Se estrenó con gran éxito en 1981 después de que la cinta fuera secuestrada por la autoridad militar, y su directora, objeto de un proceso también militar. Hoy, Tresjuncos y Osa de la Vega siguen recordando lo ocurrido hace cien años, aunque sus actuales preocupaciones son bien distintas: la deficiente cobertura de la telefonía móvil.

Título:
 El crimen de Cuenca

Dirección: Pilar Miró

País: España

Año: 1980

Fecha de estreno: 17/08/1981

Duración: 88 min.

Género: Drama, Histórico

Calificación: No recomendada para menores de 18 años

Reparto: Amparo Soler Leal, Héctor Alterio, Daniel Dicenta, José Manuel Cervino, Mary Carrillo, Francisco Casares, Eduardo Calvo, José Vivó, Félix Rotaeta, Guillermo Montesinos

Distribuidora: Divisa Home Video

Productora: Jet Films, In-Cine Compañía Industrial Cinematográfica