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martes, 27 de enero de 2015

CRIMINOLOGIA - EL HOMBRE LOBO DE ALLARIZ

   CUARTO MILENO: MANUEL BLANCO ROMASANTA  "EL HOMBRE LOBO"


  

Manuel Blanco Romasanta: El único "hombre lobo" procesado judicialmente en España


“Va de oficio la causa contra el hombre lobo Manuel Blanco, por varios asesinatos. Allariz, Abril de 1853”. De esta forma tan sorprendente se inicia el extenso sumario judicial –más de 2000 páginas manuscritas encuadernadas en 7 tomos- al que INTERVIÚ ha tenido acceso, y en el que se detalla el primer juicio contra un asesino en serie español, y la única causa contra un Hombre-Lobo ejecutada en un Tribunal de Justicia nacional.El caso del Hombre-Lobo de Allariz, parece extraído de un guión cinematográfico, aunque en realidad ha inspirado uno, y varias novelas. Fue José Luis López Vázquez quien dio vida a Manuel Blanco en la película “El Bosque del Lobo”, convirtiendo a Blanco Romasanta en el único asesino en serie español que ha visto sus andanzas reflejadas en la gran pantalla. Sin embargo, en este caso, la realidad supera la ficción...

Según consta en el nuevo Libro de Bautizados de la Parroquia de Sta. Eulalia de Esgos (página 30), el 18 de noviembre de 1809 nació Manuel Blanco Romasanta, hijo de Miguel Blanco y María Romasanta, en la pequeña localidad orensana de Regueiro, municipio de Esgos.

Ya el misterio más absoluto y las más insólitas circunstancias comenzaron a orbitar en torno a la vida de Manuel Blanco desde su más tierna infancia. Tanto es así que, por razones que desconocemos, fue registrado en la partida bautismal como niña, con el nombre de Manuela Blanco. (?)
 
El 29 de abril de 1825, con quince años de edad, Manuel Blanco recibe la confirmación, junto con sus dos hermanos José y Antonio, de manos del entonces Obispo de la Diócesis, Dámaso Iglesias y Lago.

Por esa época Manuel Blanco, un niño de inteligencia ágil y rápida, como se deduce de su destreza manual y múltiples oficios, comienza a aprender los que serían en el futuro sus "modus vivendi": tendero, sastre, buhonero, carpintero, etc.

Según el Libro de Casados -hoja 144 y ss..- y de Difuntos -hoja del libro primero- que se conservan en la Parroquia de Santa Eulalia de Esgos, Manuel Blanco -de 21 años- contrajo matrimonio con Francisca Gómez Vázquez el 3 de marzo de 1831. Sin embargo el matrimonio duraría poco, ya que la esposa de Romasanta fallecería, sin haber dejado hijos, el 23 de marzo de 1834. Exactamente tres años después de la boda.

Y así, viudo con solo 24 años, Blanco Romasanta comenzará a recorrer con su tienda ambulante los caminos de Galicia primero, y de España y Portugal después. En esos viajes aprenderá a moverse con soltura por bosques, caminos y "corredoiras", en los que poco después cometería sus atroces y extraños crímenes.

EXTRAÑAS DESAPARICIONES EN EL PUEBLO


Corría el año 1846. Manuela García Blanco, vecina del pueblo orensano de Rebordechao (Allariz), había decidido buscar su futuro y el de su hija Petra, de 6 años, fuera de Galicia. Manuela, nacida el 15 de diciembre de 1799, pensaba encontrar en Santander una buena casa en la que servir ganando unos dineros con los que sacar adelante a su hija. Hasta entonces servía en casa de Dª Brígida Aguiar y D. Luis García, pero ahora, medio divorciada de Pascual Merrello, había decidido vender todos sus bienes y marcharse del pueblo. Y Manuel, el tendero ambulante (entre otros oficios) que tan bien conocía los caminos del país, se había ofrecido a escoltarla hasta Cantabria, donde había prometido conseguirle ese ansiado trabajo.

Tras despedirse de sus hermanas, que por desgracia no tardarían en reunirse con ella, Manuela y su pequeña salieron del pueblo rumbo al norte.

Semanas más tarde, Manuel Blanco, el tendero ambulante, volvió por el pueblo. Ante las preguntas de los familiares de Manuela respondió que ella y su hija habían quedado muy bien colocadas en casa de un cura... Y otras vecinas del pueblo, alentadas por tan envidiable perspectiva de futuro, decidieron seguir los pasos de Manuela, abandonando Robordechao en compañía de Manuel Blanco “el tendero”.

Poco después sería Benita García quien partiría en compañía de Romasanta, en dirección a la casa de un cura de Santander donde encontraría empleo... y más tarde Josefa García, Antonia Rua... algunas de ellas viajarían con sus hijos, de corta edad. Y ninguno de ellos volvería a ser visto con vida jamás.

Pasaron las semanas, los meses y los años, y la inquietud dejó paso al temor y a la sospecha, entre los familiares de los desaparecidos. Y los rumores en torno a que algo terrible podía haber ocurrido a las mujeres y niños que viajaban con “el tendero” empezó a circular en los bosques de Galicia, llegando a oídos del mismísimo Romasanta, que decidió no volver a pisar su tierra natal, para evitar las iras de las familias, y el brazo de la Ley.

Sin embargo el caprichoso destino decidió que se hiciese justicia, y por una sorprendente casualidad, el 2 de julio de 1852 Manuel Blanco Romasanta fue detenido. Ocurrió en la villa de Nombela, partido judicial de Escalona (Toledo).
 
Por aquel entonces era normal que patrullas de jornaleros gallegos viajaran a Toledo para trabajar en la siega. Y la fortuna quiso que Martín Prado, Marcos Gómez y José Rodríguez, vecinos de Orense, estuviesen en el campo cuando vieron pasar a Manuel Blanco paseando tranquilamente. Reconocido como "el tendero" a quien se tenía en Allariz por un peligroso criminal, acudieron a la Casa Consistorial de Nombela y presentaron la pertinente denuncia ante el Alcalde. Inmediatamente, Manuel Blanco fue detenido, iniciándose ahí el único proceso judicial contra un hombre-lobo efectuado en España.

UN HOMBRE-LOBO EN EL BANQUILLO


Inmediatamente después de su detención, Manuel Blanco "...confesó de plano haber llevado hacía trece años una vida errante y criminal, y haber en efecto asesinado a las expresadas personas, con más a Antonia Rua, vecina de Castro de Loura y sus hijas Peregrina y María en las diferentes épocas y sitios que expresa de seis años a aquella parte, si bien dice obraba impulsado por una fuerza irresistible que le hacia convertirse en Lobo y acometer a las víctimas para devorarlas, cuya transformación atribuye alguna maldición de sus parientes...".

Y tras el de Antonia Rua, “el tendero” confesó hasta doce asesinatos más, cometidos todos ellos, según su inverosímil declaración, bajo la forma de un lobo. Apariencia esta que adoptaba debido a una maldición familiar que le hacía perder la forma humana, siendo poseído por una feroz y cruel fuerza sobrenatural que lo obligaba a matar para alimentarse con la carne de sus víctimas...

Evidentemente su primera declaración parecía el delirio de un demente. Sin embargo Romasanta resistió el examen de seis médicos y psiquiatras que certificaban su cordura legal; además se demostró que había vendido enseres personales pertenecientes a las desaparecidos; y por si esto no fuese bastante, condujo a los letrados hasta los lugares donde afirmaba haber cometido sus crímenes, siendo descubiertos restos humanos en algunos de ellos... A partir de ese instante el destino de “el hombre-lobo” estaba marcado.
Dicen los documentos judiciales a que hemos tenido acceso:
“...que ningún motivo ni causa le han dado las personas que deja mencionado para matarlas, y que sólo consecuencia de una enfermedad que le acometía varias veces, se transformaba en figura de lobo, perdiendo la de hombre, y llevado de una fuerza irresistible se echaba a las victimas que tenía delante, las desgarraba con uñas y dientes hasta que hechas cadáveres, las devoraba y comía...”.

Acaso para repartir responsabilidades, o quizás porque en su mente tales personajes realmente existieron, Romasanta incluye en su declaración a dos compañeros de fechorías. Dos malditos que, como él, sufrirían la condena del “hombre-lobo”, en compañía de los cuales habría perpetrado algunos de los crímenes que aterrorizaron a la España de mediados del siglo XIX: “... que otros dos compañeros, llamados uno don Genaro y otro Antonio, que padeciendo la misma enfermedad y sufriendo las mismas transformaciones que el declarante, y que conservando la de lobos, se han encontrado por casualidad en la Sierra del Imbernadeiro del Partido de Viana del Bollo, tomaron parte con el deponente en los asesinatos o muertes de la Manuela García, sus hermanas Benita y Josefa García, y en las de los hijos de estas, Francisco y José; que luego que recobraban otra vez la figura humana, y con ella el uso de la razón perdida, recordando lo que habían hecho cuando conservaban la de lobo, todos tres se ponían a llorar y en especial el Don Genaro mostraba un sentimiento profundo. Que el deponente conservó la figura y acciones de lobo ocho días consecutivos, y otras veces solo dos y cuatro; el don Genaro muchas veces permanecía con la misma figura de lobo, quince días, y el Antonio, cuatro, cinco, seix, y alguna que otra vez diez días...”
A pesar de que la sentencia y condena contra Blanco Romasanta se limita a nueve asesinatos, “el tendero” confesó otros crímenes, algunos de los cuales, según su declaración ante el juez, habrían sido cometidos en compañía de los otros dos licántropos a los que hace alusión constantemente en su relato: “...en compañía de don Genaro y Antonio, y conservando todos tres la figura y acciones de lobo salieron al camino a una joven que venía de la feria de Viana en compañía de un hermano suyo para su pueblo de Sotelo de Val de Louro, la asaltaron, desgarraron y devoraron, aprovechando la ocasión de haberse separado un instante de su hermano... que habíamos tres o cuatro años hicieron otro tanto con una mujer de Chaguaroso, que andaba a la parte de arriba del pueblo...”
Según figura en algunos documentos del sumario, Manuel Blanco ya había sido considerado sospechoso de haber asesinado a otras personas, como Manuel Ferreiro o Vicente Fernández, sin embargo nunca fueron descubiertos los cuerpos, ni tampoco objetos personales de los mismos en poder de “el tendero”, por lo cual no pudo demostrarse que Romasanta fuese autor de esos nuevos crímenes. Sin embargo en su confesión, “el tendero” confiesa con todo detalle como habría también los había asesinado, esta vez en solitario.

El caso acaparó la atención internacional en la época, y hasta el juzgado de Allariz se desplazaron corresponsales de prensa de otros países. Para todos resultaba inconcebible que un “buen católico” como Manuel Blanco pudiese haber cometido crímenes tan espeluznantes. Y es que “el tendero” disfrutaba en el momento de su detención, de un pasaporte especial emitido por la Santa Sede, que lo acreditaba como hombre piadoso y merecedor de toda confianza. Dice el citado documento, que obra también en poder del autor: “Y por cuanto vos Manuel Blanco, contribuisteis con la limosna de tres reales de vellon, que es la que en virtud de autoridad Apostólica hemos tasado, y recibisteis este Sumario... declaramos que se os concede y podéis usar y gozar de todas las referidas indulgencias, facultades y gracias...”

Pero, ni las apelaciones a la Santa Cruz que hizo el abogado defensor durante el proceso, pudieron evitar el veredicto de culpabilidad contra Manuel Blanco Romasanta, en cuya sentencia se enumeran los agravantes que deberían condenar a “el hombre-lobo”, a la pena capital: “Fallo: que declarando a Manuel Blanco Romasanta, tendero, reo de los nueve homicidios que forman parte del 1er cargo, con las circunstancias de haber sido ejecutadas las muertes con alevosía y premeditación conocidas, y con tal comprendido en el artículo 333 del Cod. Penal, con las agravantes de haber sido ejecutadas las muertes en despoblado y haber intervenido abuso de confianza... le debía condenar y condeno a la pena de Muerte en Garrote con la imposición de costas y gastos del juicio...”.
La sentencia condenatoria fue reflejada en la prensa internacional, para júbilo de las familias de las víctimas. Y poco después, tal sentencia era ratificada nuevamente: "FALLAMOS: que debemos cumplir y enmendar la Real Sentencia de vista de nueve de noviembre último y confirmar como confirmamos la pronunciada en seis de abril anterior por el Juez de primera instancia de Allariz en cuanto por ella condeno al repetido Manuel Blanco Romasanta a. Tendero, por los nueve homicidios expresados, a la pena de muerte en Garrote, con imposición de costas y gastos del juicio, y manda entregar a los herederos de las víctimas las ropas depositadas en la (ininteligible) y dar sepultura eclesiástica a los restos humanos recogidos, absolviéndole de la instancia respecto a los demás cargos que se le hicieron, cuya pena se ejecutará con arreglo a los dispuesto en el artículos ochenta y nueve y noventa de dicho código. Le condenamos además al pago de mil reales por cada una de las expresadas víctimas a sus herederos, por vía de indemnización de perjuicios en cuanto alcancen sus vienes, y a que indemnice a los compradores de los efectos recogidos al precio que dieron por ellos con los gastos del juicio y costas al Tribunal...".

Y cuando la terrible historia del hombre-lobo de Allariz parecía haber llegado a su fin, la fortuna da un cambio de sentido radical a la trama.

Hasta Africa había llegado la noticia del caso, y a punto de ejecutarse la sentencia contra Manuel Blanco, llega una carta fechada el 3 de julio de 1853 desde Argel, dirigida a la mismísima Reina Isabel II a través del Sr. Ministro del Estado. Dicha carta, firmada por un enigmático Mr. Philips, ruega la detención de la ejecución: "La libertad que me tomo en este momento de dirigirme a Vuestra Excelencia tiene por objeto detener, si es tiempo, la mano de la justicia española, pronta a caer sobre un desgraciado..." Así comienza la misteriosa carta que cambia el rumbo de esta historia.

El tal Mr. Philips, que se definía como profesor de "electrobiología" (sin duda se refería al magnetismo animal de Mesmer, precusor de la actual hipnosis), afirmaba que veía en Manuel Blanco "...a un desgraciado acometido por una especie de monomanía conocida de los médicos antiguos bajo el nombre de licantropía".

Mr. Philips afirmaba que cualquier ser humano podía ser víctima de esa enfermedad, y aseguraba haberlo demostrado repetidas veces, habiendo provocado en personas de demostrada seriedad, trances en los que se creían lobos y otros animales, perdiendo en esos momentos el individuo la conciencia de sus actos, y moviéndose bajo el instinto de la identidad animal que le hubiese impuesto Mr. Philips. La carta en cuestión venía firmada por una decena de testigos que aseguraban haber presenciado las sesiones hipnóticas de Mr. Philips, así como varios artículos de la prensa argelina que recogían varios experimentos realizados por el hipnólogo. 

El enigmático "electro-biólogo" francés se ofrecía a viajar a Madrid, costeándose el viaje para demostrar a Su Excelencia sus argumentos e intentar salvar la vida del licántropo.

Y lo cierto es que la sorprendente carta surtió efecto, y los argumentos del hipnólogo fueron escuchados y atendidos por la mismísima Isabel II.

Así, el 13 de mayo de 1854 se revoca la primera sentencia con una real orden que condena la hombre-lobo a una pena de cadena perpetua: “Fallamos que revocando como revocamos la sentencia de seis de abril último, consultada por el juez de primera instancia de Allariz, debemos condenar y condenamos a Manuel Blanco Romasanta (a) tendero, a la pena de cadena perpetua...”.

UN EPILOGO MISTERIOSO

Manuel Blanco, “el hombre-lobo”, dio con sus huesos en la prisión de Allariz, donde debería terminar sus días, pero parece que el destino se había empeñado en que un halo de misterio rodease este caso hasta el final. Y es que, si bien consta documentalmente que Manuel Blanco Romasanta ingresó en la prisión de Allariz, no consta que jamás saliese de ella... ni vivo ni muerto.

Según las pesquisas que el autor ha podido realizar tanto en Allariz como en Rebordechao o Sta. Eulalia de Esgos, no existe ninguna tumba a nombre de Manuel Blanco Romasanta.

Los historiadores orensanos que han investigado en profundidad el caso no han encontrado ningún registro del fallecimiento de “el tendero” en prisión, y tampoco consta un traslado de cárcel, un indulto, ni nada por el estilo. La pista histórica de “el hombre-lobo” simplemente se diluye en las paredes de aquella prisión, y cuentan las ancianas del rural gallego, herederas de las antiguas meigas y paisanas de la Santa Compaña, que Manuel Blanco, adoptando la forma de lobo, consiguió burlar a sus carceleros y huir a los bosques de San Mamed donde, todavía hoy, en ciertas noches de plenilunio, se puede escuchar su terrorífico aullido, mientras acecha entre las sombras a alguna joven doncella, con cuyas tiernas carnes saciar su inagotable apetito...


Fuente: El archivo del crimen

jueves, 8 de enero de 2015

CINE - EL EXPRESO DE MEDIANOCHE

                             IMAGENES DE "EL EXPRESO DE MEDIANOCHE"


El expreso de medianoche



Título original
Midnight Express
Año
1978
Duración
121 min.
País
 Estados Unidos
Director
Alan Parker
Guión
Oliver Stone (Autobiografía: Billy Hayes)
Música
Giorgio Moroder
Fotografía
Michael Seresin
Reparto
Brad Davis, John Hurt, Bo Hopkins, Irene Miracle, Randy Quaid, Paolo Bonacelli, Mike Kellin, Michael Ensign, Franco Diogene, Peter Jeffrey, Norbert Weisser, Paul Smith, Kevork Malikyan
Productora
Columbia Pictures / Casablanca Filmworks. Productor: David Puttnam
Género
Drama | Drama carcelario. Basado en hechos reales
Sinopsis
Billy Hayes (Brad Davis), un joven estadounidense, fue detenido en el aeropuerto de Estambul cuando se disponía a subir a un avión con varios paquetes de hachís. Acusado de uno de los delitos considerados más graves en Turquía, Billy es condenado a cuatro años de cárcel. En prisión sufrirá las atrocidades propias de un sistema penitenciario brutal e inhumano. (FILMAFFINITY)
Premios
1978: 2 Oscars: Mejor guión adaptado, banda sonora. 6 nominaciones
1978: 5 Globos de Oro, incluyendo Mejor película - Drama. 8 nominaciones
1978: 3 BAFTA: dirección, actor secundario (Hurt), montaje. 6 nominaciones
1978: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)
 
 
Críticas
  • Basada en una historia real, "El expreso de medianoche" -precioso título- narra la terrible experiencia de un americano encarcelado en una prisión turca por tráfico de drogas. El guión de Oliver Stone -impactante aunque tremendamente efectista- y su excelente banda sonora consiguieron el Oscar, además de sendas nominaciones a la mejor película, director, montaje y actor secundario (para el gran John Hurt). Sorprende que la brutal interpretación de Brad Davis, tan sobrecogedora que el actor quedó encasillado como Billy Hayes para el resto de su carrera, se quedara sin reconocimiento alguno. Un drama durísimo que obtuvo un gran éxito de taquilla, además de la peor publicidad posible para la imagen de Turquía jamás vista en una pantalla de cine.
    Pablo Kurt: FILMAFFINITY
  • "Fiel retrato de la desesperación. Desgarrado y efectista paseo por la desolación. Cuanto menos, un trabajo de impacto"
    Luis Martínez: Diario El País
  • A pesar de estar basada en la historia verídica de Billy Hayes (SPOILER: nacido en 1947, encerrado en 1970 y que escapó de la prisión en 1975), narrada por él mismo en su autobiografía escrita en 1977, algunas cosas de la película no sucedieron en la vida real, como el hecho de que Hayes matara a un guardia. Además, en el año 2007 el verdadero Billy Hayes regresó a Turquía, a una conferencia sobre Democracia, donde pidió perdón por la influencia negativa que su libro -y sobre todo el éxito de la película- habían tenido sobre la población turca y la imagen de Turquía en general. 
     
     


    El expreso de Medianoche: la verdadera historia de Billy Hayes

    Tengo que reconocer que cuando vi por primera vez la película El expreso de medianoche, dirigida por Alan Parker y con guión de Oliver Stone, me pareció impactante y de un ritmo demoledor. Pero, y es un pero con mayúsculas, si leemos el libro autobiográfico de Billy Hates, nos llevamos una sorpresa muy desagradable. La película se toma demasiadas licencias, tantas que denigra la imagen de un país, hasta el punto de que incluso hoy en día, sigue perdurando el daño que produjo a la nación de Turquía. Si hay películas que pueden demostrar “el poder del cine”, sin duda esta es una de ellas....
    En la película.... durante una estancia en Estambul, Billy Hayes, un ciudadano estadounidense es arrestado por la policía turca, ya que está a punto de abandonar el país en avión con su novia, llevando consigo varios paquetes de hachís. Su estancia en la cárcel de Imrali, en Estambul, convierte su vida en un infierno, con insoportables escenas de torturas físicas, mentales y violaciones; en una prisión donde el soborno, la violencia y los guardianes crueles y sin escrúpulos tienen a los presos sometidos. Billy, finalmente, trata de escapar por medio de un "soborno" al guardián jefe. Después de la muerte accidental del guardia (ya que éste quería violarlo), se pone el uniforme, y logra escapar....
    Reconozco que cuando vi la película, me subió la adrenalina cuando pudo escapar de la prisión, de las garras de aquellos “odiosos” turcos [sic]... Era muy joven, y, como el resto de mis amigos que fuimos a verla, nos produjo una aversión a todo lo turco...
    Al leer el libro autobiográfico, nos damos cuenta rápidamente que hay diferencias importantes entre este y la película. Todos sabemos que el ritmo de una película debe ser trepidante, con el fin de suscitar la máxima atención del espectador. Sin embargo, en este caso, la imagen de toda una nación estaba en juego.
    En la película, el personaje se nos ofrece como la viva imagen del "perfecto americano". De hecho, es presentado como una buena persona en todos los aspectos, que ama y respeta a sus padres... Por otra parte, según el libro, Billy Hayes admite que ha sido un gran consumidor de drogas (su adicción se hizo más grave durante su encarcelamiento) e incluso que transporto ilegalmente hachís por Europa en varias ocasiones...
    Otra distorsión de la verdad en la película son las escenas de la violación. De hecho, según el libro, Billy Hayes nunca fue violado por los guardias turcos. Es mas, tuvo una relación homosexual, totalmente consentida, con uno de los prisioneros. Una relación de amor que está oculta en la película, porque podría haber "mancillado" la imagen de la "perfecta" América...
    Ya sea intencionalmente o no, estas libertades cinematográficas contribuyeron a dar una imagen muy negativa de los turcos y su país.
    Al principio de la película, B. Hayes todavía cree que puede salir de la cárcel, pero Max, un prisionero, le quita rápidamente sus ilusiones. "En Turquía no hay abogado honesto , están todos comprados, son peores que las ratas. La corrupción se enseña en las Universidades... "
    La violencia de los insultos destinados a los turcos llega a su paroxismo cuando B. Hayes se entera de su sentencia a cadena perpetua. Dirigió unas palabras a los jueces: “Para una nación de cerdos, es curioso que ninguno los consuma. Jesucristo perdono a los hijos de puta, pero yo no, no puedo. Odio a los turcos, a este país. ¡Son todos unos cerdos¡”...
    Tras oír estas palabras, los tres jueces bajaron la cabeza avergonzados. Me pregunto si hay una Sala de Tribunal en cualquier país del mundo que permita estos fuertes insultos y luego agachen la cabeza...
    En palabras de Billy Hayes: “Recuerdo la primera vez que me di cuenta de la gravedad de los daños causados por El expreso de medianoche. Fue, creo, pocas semanas después de la película se estrenara en 1978". El daño estaba hecho...

    (Billy Hayes, Midnight- Express, col. Bolsillo, 1987).

    EL EXPRESO DE MEDIANOCHE    
     
    Fuentes:  FILMAFFINITY e Historias de nuestra Historia.

    El hombre que inspiró "Expreso de medianoche" pide perdón por el daño hecho a Turquía Billy Hayes pide perdón a Turquía Billy Hayes, protagonista de "Expreso de Medianoche", pidiendo perdón por el daños causado a Turquía (AP) (AP Photo/Murad Sezer) Fue detenido y condenado a 30 años de cárcel en 1970. Logró huir de la cárcel y escribió un libro, que terminó plasmado en la película "Expreso de Medianoche". La película narra la dureza con la que vivió en la prisión turca, aunque con alguna que otra exageración. ECO ® Actividad social ¿Qué es esto? 52 0 10 0 20MINUTOS.ES/AP. 15.06.2007 - 19:48h Billy Hayes, cuya estancia y fuga de una cárcel turca fue llevada al cine en la película "Expreso de Medianoche" ha pedido disculpas a Turquía por todo el daño causado a la imagen del país, en una rueda de prensa celebrada en Estambul. La película "Expreso de Medianoche" exageraba la historia real Hayes fue detenido en 1970 en Turquía acusado de traficar con hachís y condenado a 30 años de trabajos forzados. En el traslado a una prisión, Hayes logró huir. De vuelta a Estados Unidos, escribió un libro, "Expreso de Medianoche" donde contaba toda su experiencia, incluyendo el trato vejatorio al que fue sometido y su relación con los demás presos El libro fue adaptado al cine, con alguna que otra exageración, como que Hayes había sido violado en la cárcel o que tuvo que matar a un guardián para escapar de la cárcel. La película ganó varios premios, entre ellos dos Oscar de la Academia en 1978; el éxito de la película dañó seriamente la imagen de Turquía

    Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/248271/0/perdon/expreso/medianoche/#xtor=AD-15&xts=467263
    El hombre que inspiró "Expreso de medianoche" pide perdón por el daño hecho a Turquía Billy Hayes pide perdón a Turquía Billy Hayes, protagonista de "Expreso de Medianoche", pidiendo perdón por el daños causado a Turquía (AP) (AP Photo/Murad Sezer) Fue detenido y condenado a 30 años de cárcel en 1970. Logró huir de la cárcel y escribió un libro, que terminó plasmado en la película "Expreso de Medianoche". La película narra la dureza con la que vivió en la prisión turca, aunque con alguna que otra exageración. ECO ® Actividad social ¿Qué es esto? 52 0 10 0 20MINUTOS.ES/AP. 15.06.2007 - 19:48h Billy Hayes, cuya estancia y fuga de una cárcel turca fue llevada al cine en la película "Expreso de Medianoche" ha pedido disculpas a Turquía por todo el daño causado a la imagen del país, en una rueda de prensa celebrada en Estambul. La película "Expreso de Medianoche" exageraba la historia real Hayes fue detenido en 1970 en Turquía acusado de traficar con hachís y condenado a 30 años de trabajos forzados. En el traslado a una prisión, Hayes logró huir. De vuelta a Estados Unidos, escribió un libro, "Expreso de Medianoche" donde contaba toda su experiencia, incluyendo el trato vejatorio al que fue sometido y su relación con los demás presos El libro fue adaptado al cine, con alguna que otra exageración, como que Hayes había sido violado en la cárcel o que tuvo que matar a un guardián para escapar de la cárcel. La película ganó varios premios, entre ellos dos Oscar de la Academia en 1978; el éxito de la película dañó seriamente la imagen de Turquía

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    El hombre que inspiró "Expreso de medianoche" pide perdón por el daño hecho a Turquía Billy Hayes pide perdón a Turquía Billy Hayes, protagonista de "Expreso de Medianoche", pidiendo perdón por el daños causado a Turquía (AP) (AP Photo/Murad Sezer) Fue detenido y condenado a 30 años de cárcel en 1970. Logró huir de la cárcel y escribió un libro, que terminó plasmado en la película "Expreso de Medianoche". La película narra la dureza con la que vivió en la prisión turca, aunque con alguna que otra exageración. ECO ® Actividad social ¿Qué es esto? 52 0 10 0 20MINUTOS.ES/AP. 15.06.2007 - 19:48h Billy Hayes, cuya estancia y fuga de una cárcel turca fue llevada al cine en la película "Expreso de Medianoche" ha pedido disculpas a Turquía por todo el daño causado a la imagen del país, en una rueda de prensa celebrada en Estambul. La película "Expreso de Medianoche" exageraba la historia real Hayes fue detenido en 1970 en Turquía acusado de traficar con hachís y condenado a 30 años de trabajos forzados. En el traslado a una prisión, Hayes logró huir. De vuelta a Estados Unidos, escribió un libro, "Expreso de Medianoche" donde contaba toda su experiencia, incluyendo el trato vejatorio al que fue sometido y su relación con los demás presos El libro fue adaptado al cine, con alguna que otra exageración, como que Hayes había sido violado en la cárcel o que tuvo que matar a un guardián para escapar de la cárcel. La película ganó varios premios, entre ellos dos Oscar de la Academia en 1978; el éxito de la película dañó seriamente la imagen de Turquía

    Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/248271/0/perdon/expreso/medianoche/#xtor=AD-15&xts=467263

jueves, 1 de enero de 2015

REPRESION FASCISTA EN ARAGON 4- TERUEL, TAPIAS LACERADAS CON PLOMO


"¡Arriba os Probes do Mundo!" Dibujo del artista gallego Castelao, de la serie "Galicia Mártir".
Verano de 1936. La luna ilumina los campos. Una brisa suave mueve los trigos mientras los grillos cantan su sempiterna canción. De repente, el silencio de la noche se rompe con el sonido lejano de unos camiones que han parado cerca de una vieja venta ruinosa situada frente a Concud, un pueblecito semioculto en una hondonada a pocos kilómetros de Teruel.

Se oyen voces, luego gritos y una salva de disparos cuyo eco siniestro presagia la muerte. Enseguida, el brusco sonido de unas detonaciones aisladas. Dos, tres, cuatro…diez. De nuevo silencio en los campos hasta que la brisa nocturna acerca hasta Concud el rumor de los camiones que se alejan.

Esta escena se viene repitiendo noche tras noche durante varios meses. Ha empezado en julio de 1936 y va a continuar hasta diciembre de 1937. No muy lejos de la venta, un labrador de Concud apunta en un cuaderno los tiros que ha escuchado esa noche con la certeza de que cada palote que ha trazado en su libreta representa una muerte.

Fusilamiento de republicanos a manos de la Guardia Civil.
“Alguno más de mil” confiesa que apuntó, cuando lo cuenta a los familiares de algunos de quienes hicieron el último viaje de su vida en uno de aquellos camiones. Hoy se sabe que al menos son 1005 las personas asesinadas y rematadas cuyos restos reposan en los llamados Pozos de Caudé.

Situados al pie de la carretera que une Sagunto con Burgos, a unos diez kilómetros de Teruel, consisten en varias fosas comunes y un antiguo pozo artesiano de 84 metros de profundidad y algo más de dos de diámetro. El conjunto, parte de una antigua venta hoy inexistente, fue desde el comienzo de la Guerra Civil hasta diciembre de 1937, el macabro escenario de numerosas ejecuciones organizadas sistemáticamente por militares sublevados, guardias civiles, falangistas y sectores sociales afines. De hecho, se sabe que varios señoritos turolenses, siempre el mismo grupo, presenciaban e incluso participaban en las ejecuciones. Los
presos republicanos eran situados junto al brocal del pozo y, cuando caían acribillados a balazos, los falangistas los cogían por cualquier parte del cuerpo y los arrojaban al mismo. Entonces echaban paletadas de cal viva.
Imagen del Pozo de Caudé
Pero la represión no sólo se centró en la capital, Teruel, sino que abarcó a todo el territorio de la provincia bajo el control de los militares golpistas. Calamocha, Caminreal, Cella, Santa Eulalia del Campo, Monreal del Campo, Albarracín, Gea de Albarracín, Libros, Villastar… son algunas de las poblaciones que destacaron por el elevado número de personas de izquierda detenidas en sus casas, metidas en camiones y fusiladas por la Guardia Civil y los falangistas. Muchas de estas personas acabaron sus días en los Pozos de Caudé.

El 14 de septiembre de 1936 se llevaron en un camión a 29 hombres de Calamocha, muchos de ellos concejales del ayuntamiento. Para no pasar por el centro del pueblo y que los vieran, dieron un rodeo. Unos vecinos escondidos fueron testigos de que algunos de los prisioneros, al pasar junto a la ermita del Santo Cristo, iban llorando y rezando, despidiéndose del Santo Cristo del Arrabal porque sabían adónde los llevaban.

Calamocha (Teruel). Ermita del Santo Cristo.
A la salida de Calamocha, una mujer se cruzó con el camión en el que pudo ver que se llevaban a su hijo. Horrorizada, suplicó a sus captores que parasen y le permitiesen despedirse de él. Cosa extraña, pero accedieron. Podemos imaginarnos el desgarro de aquella madre que le daba el último adiós a su hijo, al que iban a matar.

El camión llegó, al fin, hasta Singra, pequeño pueblo de empinadas calles y árido paisaje a 50 km de Calamocha. Allí, en una corraliza cercana, obligaron a los prisioneros a desnudarse y, atados de pies y manos, les asesinaron vilmente. Uno de ellos, sin embargo, no se sabe quién, escapó corriendo entre los matorrales. El miedo y el instinto de salvación le daban alas.


Unos labradores de Singra, que estaban trillando cerca del lugar de la ejecución, vieron cómo aquel hombre escapaba a todo correr.


“¡Aún escapa, aún escapa!”, se decían esperanzados, “¡Lo va a lograr!”


Sin embargo, las balas asesinas terminaron por abatirle. Los testigos fueron obligados a cargar los cadáveres en carros y llevarlos al cementerio del pueblo, donde además tuvieron que cavar la fosa común en la que fueron enterrados. Todos tenían el imprescindible tiro en la nuca y las manos atadas con alambre, según relató muchos años después un testigo. Fueron 132 los vecinos de Calamocha asesinados en total.


El macabro ritual se repetía de pueblo a pueblo. Comenzaba en la plaza del pueblo. Una vez allí, los de Calamocha eran llevados a Singra, los de Fuentes Claras a Villafranca, los de Caminreal a Fuentes Claras...Las tapias del cementerio solían ser lo último que veían los ajusticiados. De allí a una fosa desconocida y oculta, excavada en un descampado, en una cuneta, en algún lugar del monte

Tapia del cementerio de Villafranca del Campo (Teruel) donde fusilaban a los vecinos de Fuentes Claras.
Muchas personas que creyeron que iban a ser detenidas huyeron, dejando en sus casas a mujeres e hijos que pagaron con sus vidas los supuestos crímenes de sus padres y maridos. Es el caso de Ángel Sánchez, concejal socialista de Teruel que, al conocer el triunfo del alzamiento militar y temiendo por su vida, dada su conocida condición de “rojo”, se ocultó, librándose temporalmente de una muerte segura ya que al final de la guerra fue detenido en Alicante para ser fusilado en la cárcel de Zaragoza en 1943.

Tras su huida, tres falangistas locales, conocidos por “el Estanquero”, “el Calamocha” y “Herrero”, cayeron inmediatamente sobre su familia, asesinando a su esposa María Pérez. Un mes más tarde la Guardia Civil hacía lo propio con su hija Pilar. Ambas fueron arrojadas al tristemente famoso Pozo de Caudé. Sus nombres son de los pocos documentados fehacientemente, ya que no se conoce la identidad de la mayoría de los mil muertos arrojados al pozo. De hecho, se cuentan por centenas las familias de los pueblos o de los caseríos de la zona que no saben a ciencia cierta dónde se hallan los restos de aquel familiar que un día, allá por 1936 o 1937, se lo llevaron para no volver jamás.

Brocal del Pozo de Caudé en el que alguien escribió con tinta roja: "pozo artesiano de 84 metros de profundidad lleno de fusilados en 1936. Un recuerdo de vuestros compañeros".
La provincia de Teruel está salpicada de fosas comunes que permanecen ignoradas junto a cunetas y barrancos, y de tapias de cementerio laceradas con plomo. La gran pesadilla de muchas familias de fusilados en la Guerra Civil es no saber aún en qué cuneta ni en qué barranco pueden sentirse más cerca de sus muertos, porque el mayor castigo que se infligió a los fusilados fue el extrañamiento, la negación del descanso eterno cerca de los suyos, la indignidad que en la Edad Media se conocía como ser “enterrado como un perro”.
"Flores en la kuneta".
A la inmensa mayoría de los fusilados en la Guerra Civil se le aplicó el castigo post-mortem. En el ánimo de los ejecutores no estaba sólo el deseo de acabar con la vida de los detenidos, había que romper también todos los vínculos con quienes les querían, borrando sus nombres de la historia.


Los desaparecidos no estaban muertos en el sentido formal y estricto del término y por lo tanto los herederos han tenido durante muchos años todas las puertas cerradas.

Goya. "Enterrar y callar" .Los Desatres de la Guerra, nº 18.
A pesar del silencio que los vencedores impusieron durante más de 40 años y del silencio decretado a los vencidos durante la Transición, la memoria de lo ocurrido aún perdura. Precisamente, con el fin de recuperar y dignificar la memoria de los desaparecidos durante el franquismo surgió en 2007 la Asociación Pozos de Caudé en Teruel. La asociación supone la puesta en común de diferentes esfuerzos que han realizado organizaciones políticas y sindicales turolenses y personas individuales que, vinculadas familiar o ideológicamente con los desaparecidos, luchan para que se haga justicia.

Cartel erigido junto al monolito en memoria de los republicanos asesinados en el Pozo de Caudé.
La tarea de recuperación de la Memoria Histórica, que promueven ésta y otras asociaciones similares, ha abierto el camino en Aragón a la reparación histórica y social de los represaliados por el franquismo.


Pero aún hay mucho camino por delante.

Fuente: Fusilados de Torrellas.