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domingo, 20 de enero de 2013

REPUBLICANOS ESPAÑOLES EN LOS CAMPOS DE EXTERMINIO NAZIS 2- LOS CERDOS DEL COMANDANTE



Uniforme del campo de Mauthausen




« Para estos españoles recibí órdenes especiales; no podían escribir y nadie debía saber que se encontraban en el campo, dado que eran prisioneros de guerra franceses; habían tenido problemas con el gobierno de Vichy; para librase de ellos se había creado una comisión de liquidación en Berlín por orden de Serrano Súñer, Ministro de Relaciones Exteriores de España. La cesión data de 1941. Los españoles ya no debían existir. El comienzo había sido exitoso, pero estos españoles no eran tan fáciles de matar como los polacos ».

Son palabras del director de MauthausenFranz Zieireis en el juicio de Núremberg. Así habla de quienes, en tiempos mejores para él, llamaba "sus cerdos", losespañoles sometidos a sus vesanías.Tratados como una incómoda mercancía, laEspaña franquista en alianza con la Francia colaboracionista y con los nazisdecidió el exterminio de millares de españoles exiliados. Se les aplicó el decreto“Nacht und Nebel” ("noche y niebla"), nombre en clave para la “solución final”. Entrarían en el campo y sólo podrían salir «por el humo de la chimenea».


Franz Ziereis, tercero por la izquierda, comandante del campo de Mauthausen, aparece sonriente del brazo de otros altos jerarcas nazis. 



Sucesivos trenes iban descargando presos, de todas las nacionalidades, en la estación de Mauthausen. Los españoles recuerdan cómo, tras varios días con sus noches encerrados sin agua ni comida, haciendo sus necesidades en un rincón del vagón de carga, entre vómitos y diarreas, veían una alta chimenea de la que salían humo y llamaradas. El olor que despedía era nauseabundo pero, al principio, creyeron que se trataba del sistema de calefacción. No sospechaban aún la magnitud delhorror que les esperaba ni que aquellas llamas eran provocadas por la combustión de los cuerpos de tantos asesinados.

Formando una columna en la estación, eran flanqueados por una nutrida guarnición sujetando feroces perros. Fanáticos jóvenes de la SS se encargaban de levantarles del suelo resbaladizo a culatazos en caso de caída, pisándoles las manos al intentar coger un puñado de nieve que apagara su tenaz sed, pese al intenso frío reinante. Cerrando la marcha del triste cortejo iban dos camiones que no dudaban en atropellar a cualquiera que,imposibilitado de seguir, se cruzara en su camino.


Auschwitz, 1944. Puede verse el arco por donde entraban los trenes, y los presos junto a los vagones de tren y los soldados nazis. 



Llegados al campo, se les tatuaba su número de preso, se les vestía con el famosopijama de rayas y se les identificaba con un triángulo azul de apátrida y, paradójicamente, con una “S” de “Spanier”. Un contrasentido más en medio de tanta locura.

Muchos supervivientes recuerdan el recuento de prisioneros en una explanada de unos doscientos metros de largo y unos cincuenta de ancho (la "Appel Platz") sobre una espesa capa de nieve. Formados de a cinco, en posición de firmes; estaban entre una y doce horas así. Veían caer a compañeros y no podían ayudarles; quien moviese la cabeza era apaleado hasta la muerte. El récord fueron 40 horas seguidas, bajo cero, y se saldó con 500 muertos, que iban desplomándose en la formación. Lo hemos visto en decenas de películas, sin sospechar que, entre las víctimas, había españoles


Por cualquier tontería se les sometía a sesiones de latigazos. Tenían que contar cada golpe en alemán y, si se equivocaban, volvían a empezar. La necesidad hizo que muchos de los supervivientes terminasen dominando la lengua de Bach y de Kant


Recuento de prisioneros en el campo de Sachsenhausen, situado en la población deOranienburg, Brandeburgo (Alemania)



Los “kapos”, presos de confianza de los SS, tenían derecho de vida y muertesobre los deportados, permitiendo a los más sanguinarios ascender a grados superiores en el escalafón del campo. Obedecían ciegamente las órdenes de los SSy cada madrugada despertaban a los prisioneros a latigazos al sonar una campana que daba inicio a la jornada. El recuento de prisioneros incluía los que habían muerto cada noche, cuyos cadáveres debían colocar los compañeros que quedaban vivos a su lado.

Evitar a los kapos más crueles, a los que no disimulaban su odio hacia los “Roten Spanier” (“rojos españoles”), era la mayor preocupación. Desconocían su verdaderonombre, pero los españoles, siempre imaginativos, deseosos de no formar parte de los kommandos bajo mando de los más brutales los bautizaron con nombres que los identificaban. Todos ellos, sin excepción, procuraban evitar a quienes más gozaban con sus torturas y, en la cantera, al mayor criminal de ellos, que apodaban"Charimba" y a otro al que por su corpulencia designaban como "King Kong"


Los "kapos", reclutados entre los peores criminales, eran los lacayos de los SS. Se convirtieron así en los mayores asesinos del régimen concentracionario nazi. 



Aunque no estaba incluido entre los campos de exteminio, Mauthausen lo fue tanto como cualquiera, pues allí el hombre valía hasta donde llegaban sus fuerzas para trabajar. Cuando ya eran incapaces de hacerlo, su destino era, invariablemente, el mismo: la cámara de gas.

La razón de existir de este campo era la cantera de granito de Steinbruch-Wienergraben, una de las más famosas trituradoras de prisioneros de aquel sistema criminal.
 Su escalera de 186 peldaños fue construida en el invierno de 1940-41 por los españoles. Y se recuerda que cada uno de sus peldaños costó la vida de 10 de nuestros compatriotas

La cantera de Mauthausen. La piedra extraida llego a utilizarse para pavimentar las calles deLinz y de Viena. Algunos prisioneros, desesperados, se dejaban caer por el precipicio de la cantera para poner fin a sus vidas. Los más débiles eran empujados al mismo por los SS. El"salto del paracaidista" le llamaban. 



Según una orden de Heinrich Himmler, los prisioneros de los campos de concentración debían ser formados como canteros para construir obras suntuosasdespués de que los nacionalsocialistas ganasen la guerra. Forzados a subir los malditos 186 escalones de la cantera con un pesado bloque de piedra a la espalda, los prisioneros de Mauthausen eran rápidamente debilitados hasta que sucumbían por extenuación. No en vano los habitantes de aquella región, conocida como “la Siberia austriaca”, la llamaban “Totenberg”, la “montaña de la muerte”.

Mauthausen
 fue pronto conocido entre los deportados como “el campo de los españoles” ya que, unido al gran número de prisioneros de esta nacionalidad se encontraba el hecho de que fueron los primeros en ocupar el campo, dándose la circunstancia de que incluso llegaron a ser albañiles españoles presos los que loconstruyeron.


La escalera de 186 escalones que subían los presos, cargados con piedras de 20 kilos, en el campo de Mauthausen. Su función no sólo era la de transportar el granito, sino además la de ir exterminando a los prisioneros, tanto por el duro trabajo de cargar con las piedras por esos 186 escalones, como por el peligro de que alguna de esas piedras cayera sobre la persona que iba detrás. 



Además el alto grado de organización y de solidaridad entre ellos (del cual hablaremos en el próximo artículo) evitó que el número de víctimas fuera mayor. Así y todo, un superviviente francés llegó a afirmar que «cada piedra de Mauthausen representa la vida de un español».

Una simple ojeada a un mapa bastará para comprobar que los nazis transformaronAlemania y los países ocupados por sus ejércitos en un inmenso campo de concentración. La explotación y exterminación de los prisioneros se centralizaban en22 campos principales, en muchos de los cuales hubo también prisioneros de nacionalidad española.


Principales campos de exterminio nazis en Europa, enero de 1944. 



Como en el de Buchenwald, en las inmediaciones de Weimar donde los supervivientes, como el escritor Jorge Semprún, recuerdan el hambre perpetua, la falta permanente de sueño, las vejaciones de los Kapos, las torturas de los SS., el trabajo en las fábricas de armamento, el humo del crematorio, las ejecuciones públicas, los recuentos interminables bajo la nieve de los inviernos, el agotamiento, la muerte de los compañeros…

Hubo también españoles anónimos en la base de Peenemünde, en la costa báltica de Alemania, en cuyas instalaciones subterráneas el científico alemán Von Braunllevaba a cabo la puesta a punto de las terroríficas bombas aladas V-1 y V-2.


Prisioneros trabajando en la construcción de las instalaciones subterráneas de la base dePeenemünde, que tuvieron que acelerarse en previsión de ataques aéreos británicos. 



Mención aparte merece el campo de Ravensbrück, situado cerca de Berlín, por donde llegaron a pasar unas 150.000 mujeres de 23 nacionalidades, de las que92.000 serían exterminadas.

Supervivientes de un número indeterminado de presas españolas capturadas por laGESTAPO en Francia recuerdan con horror aquel escenario de las más abyectasexperiencias seudo-médicas. Los médicos hacían abortar a todas aquellas cuyo embarazo superase los ocho meses. En cuanto a las demás, el médico jefe del campo, el doctor Treite, se especializó en asistir al parto para, acto seguido,estrangular o ahogar al recién nacido (en ocasiones los mataba lanzándolos contra la pared), en presencia de la madre, para estudiar sus reacciones psicológicas y sus secuelas posteriores.


Algunos bebés librados de momento de una muerte inmediata, sirvieron sin embargo de cobayas en muchas otra técnicas de exterminación, tras las cuales, de no morir, quedaban mutilados o tarados para siempre.


Grupo de niños, completamente consumidos, supervivientes de Ravensbrück



Españoles hubo también en otros muchos campos de exterminio. En Bergen-Belsen, Dachau, Esterwegen, Flossenburg, Dora-Mittelbau, Neuengamme, Sachsenhausen (Alemania); Terezin (Checoslovaquia); Natzwailer-Struthof, Schirmek (Francia/Alsacia); Auschwitz-Birkenau, Stutthof, Treblinka (Polonia)…

En uno de sus mejores poemas León Felipe habla de una de esas fábricas de muerte –Auschwitz- cuya monstruosa crueldad no pudieron ni siquiera imaginar losimaginativos poetas que en sueños descendieron a los infiernos


Ni Dante, ni Virgilio, ni Blake, ni Rimbaud descubrieron en el transcurso de susalucinantes pesadillas nada tan espantoso.



Fuente: Fusilados de Torrellas.

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