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viernes, 13 de enero de 2012

LOS ESBIRROS DE FRANCO 1- URRACA, EL CAZADOR DE ROJOS

Lluis Companys, presidente de la Generalidad de Cataluña desde 1934, durante la Guerra Civil Española y en el exilio francés hasta su fusilamiento por las autoridades franquistas.


13 de agosto de 1940. Un grupo de policías alemanes y españoles irrumpen en la casa donde vive exiliado Lluís Companys. Tras revolver de manera frenética la casa en busca de un inexistente dinero del gobierno catalán, los policías trasladan al presidente de la Generalitat a una villa que los alemanes han habilitado como cuartel general. Seis días después ya está en París, incomunicado dentro de una celda de la prisión de La Santé. Allí sufre su primer interrogatorio, a cargo de un funcionario franquista que responde al nombre de Pedro Urraca Rendueles

Urraca, siguiendo las órdenes directas del ministro de Asuntos Exteriores franquista,Ramon Serrano Suñer, y acompañado por un oficial alemán traslada al presidente de la Generalitat desde la capital francesa hasta la frontera de Irún, donde queda en manos franquistas

Encerrado en los calabozos de la siniestra Dirección General de Seguridad, enMadridLluís Companys es vejadoexhibido cómo si fuera un animal y torturadopor los franquistas. Y desde allí, ya en unas condiciones lamentables, enviado haciaBarcelona, donde una farsa de consejo de guerra  lo condena a muerte "como responsable en concepto de autor por la adhesión al ya expresado delito de rebelión militar". El presidente Companys es fusilado en la madrugada del 15 de octubre de 1940.

La Vanguardia



Fue el único presidente europeo elegido democráticamente fusilado por el fascismoFranco quiso dar un escarmiento a la Catalunya derrotada, a los supervivientes de la República. No habría piedad ni para el máximo representante del país.

El paso del tiempo ha descubierto que Pedro Urraca Rendueles, el autor de la detención de Companys,  no fue un simple agente de policía, sino el jefe policial de laoperación de represión organizada por la dictadura de Franco para eliminar a las principales autoridades de la República Española en el exilio.

Dirigió una red de agentes secretos distribuidos por Francia dedicada al espionaje y la detención de dirigentes republicanos para conducirlos a la frontera española. La lista de perseguidos es muy extensa: Julián Zugazagoitia (ministro de la Gobernación con Negrín, detenido en París, entregado y fusilado en Madrid), Manuel Portela Valladares (ex presidente del Consejo de Ministros), Josep Tarradellas,Juan Morata (subsecretario de Gobernación) o Mariano Ansó (ministro de Justicia) y otros muchos. También vigiló de cerca las actividades del presidente Manuel Azañaal que no pudo, sin embargo, detener.


Urraca, en 1940. Ya parece un agente de la Gestapo. 


La  identidad de Urraca tardó muchos años en ser conocida por los historiadores que empezaron a investigar en las alcantarillas del franquismo. Nadie le molestó nunca, nadie pudo interrogarle por su actuación en Francia tras la Guerra Civil. Ni siquiera en el archivo del Ministerio del Interior consta la fecha de su presunto fallecimiento (de seguir vivo tendría 104 años), un dato que no es anecdótico: la ley impide acceder a su historial hasta pasados 25 años de su muerte.

Los datos más elocuentes sobre sus actividades están en los archivos franceses, entre ellos su condena a muerte en 1948 por el Gobierno democrático acusado decolaboración con los nazis y persecución de exiliados españoles.


Pedro Urraca fue el personaje central de una red de policías que el régimen deFranco distribuyó por Francia, en ciudades como Marsella, Perpiñán y Toulouse,  tras la guerra para conseguir la extradición forzosa de muchos republicanos españoles refugiados en Francia, que luego fueron fusilados o condenados a graves penas por el gobierno franquista.. No fue una actividad secreta, sino una operación de represión en territorio extranjero en colaboración con la Gestapo y el régimen de Vichy

Urraca con su coche en Bruselas (Bélgica), en 1973. 


Paralela a esta operación policial fue la actividad de la Comisión de Recuperación de Bienes Españoles en el Extranjero, dirigida por el coronel Barroso, agregado militar en París. Esta red no se limitó a vigilar y perseguir a republicanos: se incautó de dinero, joyas y documentos en los domicilios donde residían los exiliados.

En este sentido, consta en los archivos franceses que Urraca denunció a una mujer de origen judío que para escapar de las garras de la Gestapo se vio obligada a huir de su domicilio, el cual fue desvalijado por Urraca con ayuda de sus amigos alemanes apoderándose de los muebles y otros objetos que contenía.

El nombre de este “superagente” de Franco comenzó a salir a la luz en algunas memorias de refugiados españoles en Francia. Se trataba de referencias aisladas, carentes de apoyo documental. Posteriores investigaciones han ido colocando en su lugar a este personaje y documentando su actividad. Sin embargo, el difícil acceso a los archivos españoles hace que aún hoy, tantos años después, sea un personaje enigmático, del que queda casi todo por descubrir.

Urraca con su mujer y su hijo en Madrid, 1984. En aquella época ya estaba definitivamente jubilado y se había quedado ciego. 


La identidad de muchos represores y torturadores franquistas  todavía está  camuflada bajo leyes de protección, a falta de una regulación legal de los archivos españoles, como el de Interior y el de Exteriores.

Urraca, conocido como el agente E. 8.005, alias “Unamuno”, fue un funcionario protegido durante décadas por el Estado español. Es posible que disfrutara de unacómoda jubilación. Nadie le molestó en su vejez. No ha estado obligado a escucharpreguntas incómodas.

No parece justo que la España democrática deba esperar al menos hasta 2021 para conocer respuestas sobre hechos sucedidos ochenta años antes.

Fuente: Fusilados de Torrellas.

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